El martes, el director de Asuntos del Norte de Europa de la Cancillería de la República Islámica convocó al enviado noruego, en ausencia del embajador del país, para transmitirle el contundente rechazo de Teherán, advirtiéndole sobre las consecuencias de esos actos que podrían propagar el extremismo y la violencia.
“No se pueden profanar las creencias y las santidades de más de 1.500 millones de musulmanes bajo el pretexto de la libertad de expresión”, señaló el director general.
De igual modo, instó al gobierno noruego a impedir la repetición de esos actos sediciosos, y urgió al castigo de los autores.
Por su parte, el Encargado de Negocios noruego aseguró que transmitiría la protesta de Teherán al gobierno de Oslo, asegurando que su país rechaza completamente ese hecho.
La profanación del Corán se produjo el pasado día 19 durante una manifestación de la Asociación anti-islámica Detengan la Islamización de Noruega (SIAN) en Kristiansand.
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