Durante la 14ª legislatura del Parlamento iraní, en 1944, se aprobó una ley según la cual el gobierno no estaba autorizado a negociar con extranjeros sobre el crudo sin la previa aprobación de la cámara.
Esa ley fue un primer paso para terminar con el dominio de los países extranjeros, especialmente del Reino Unido, sobre las reservas del petróleo iraní.
Reino Unido, descontento con ese proceso, denunció a Irán ante el Tribunal Internacional de La Haya y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU).
No obstante, la protesta del Reino Unido resultó estéril ante la férrea defensa del entonces primer ministro iraní, el Dr. Mohamad Mosadeq.
Por ese motivo, Washington y Londres decidieron perseguir sus objetivos por otros medios, diseñando y ejecutando el golpe de estado.
Frente a la resistencia de la nación iraní que intentaba nacionalizar la industria petrolera para consolidar su dominio y control sobre sus recursos naturales, urdieron un golpe de estado en agosto de 1953 denominado “Operación Ajax”, diseñado y apoyado financieramente por el Servicio de Inteligencia Secreto del Reino Unido y la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA).
Con el diseño y ejecución del golpe de estado, Washington y Londres intentaron tomar el control de las parcelas geoestratégicas y geopolíticas de Irán, además de controlar las reservas de petróleo mediante el establecimiento de un régimen autoritario en Irán.
La Revolución Islámica del pueblo iraní el 11 de febrero de 1979 puso fin a todas las intervenciones directas e indirectas en el país, e Irán recuperó una vez más el camino de la independencia y el dominio sobre su destino.
La “Operación Ajax” está considerada como una página negra en la historia del comportamiento político e intervencionista de EEUU y del Reino Unido contra la nación iraní, cuyo amargo recuerdo nunca podrá borrarse de la memoria del pueblo iraní y las páginas de la historia.
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