Así lo denunció Gharibabadi el sábado en una carta dirigida a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
El diplomático criticó la postura de algunos países al lidiar con los grupos terroristas y los narcotraficantes internacionales, y exhortó a los gobiernos y organizaciones internacionales relevantes a que cumplan con su papel y luchen contra aquellos que amenazan la seguridad y dañan la estabilidad.
La carta recuerda el martirio de unos 40 miembros de las fuerzas de seguridad iraníes encargadas de la lucha contra los delincuentes y contrabandistas pertrechados con todo tipo de armas inteligentes y equipos pesados desde el pasado 21 de marzo al 3 de diciembre de 2021, añadiendo: “La República Islámica de Irán mantiene su política de principios en la lucha contra todo tipo de tráfico (drogas, seres humanos, mercancías, etc.) y ha sido uno de los países que ha logrado mayores éxitos en ese sentido, tal como lo corroboran los informes y documentos publicados por las organizaciones internacionales pertinentes”.
Gharibabadi aseguró que la firme determinación de Irán en mantener esa política humana le ha supuesto altos costes financieros y humanitarios, pues más de 3.800 personas han sido martirizadas y más de 12.000 miembros de las fuerzas antidrogas iraníes han resultado heridos.
La carta enfatiza que, aunque las medidas antinarcóticos aplicadas por Irán han sido aprobadas y consensuadas por una amplia mayoría de países de la comunidad internacional, lamentablemente, no solo no ha contado con la cooperación y el apoyo de otros países, sino que la escasa ayuda de los organismos internacionales choca a menudo con vanas excusas o enfrentamientos políticos por parte de algunos países.
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