Diez días después del regreso del Imam Jomeini, la revolución alcanzó finalmente la victoria después de que el lema "Independencia, Libertad, República Islámica" se hubiera convertido en la principal demanda del pueblo iraní en sus manifestaciones.
El fallecido Imam Jomeini residió principalmente durante su exilio en la sagrada ciudad iraquí de Nayaf, concretamente desde octubre de 1965 hasta octubre de 1978. Anteriormente, vivió once meses en la Bursa turca. En otoño de 1978, cuando empezó a conocerse su liderazgo en la incipiente revolución iraní, Sadam Husein lo expulsó de Iraq.
El 11 de octubre de 1978, el Imam Jomeini fue trasladado a Nauphle le Chateau, en las proximidades de París. Desde allí, gracias a los periodistas de las agencias de noticias internacionales, sus discursos se difundieron rápidamente por todos los medios de comunicación mundiales. El Imam Jomeini animó a las gentes a mantener sus protestas contra el gobierno. Entre agosto y diciembre de 1978, Irán estuvo paralizado por un sinfín de huelgas y manifestaciones, a raíz de las cuales el Sha se vio obligado a abandonar el país, partiendo al exilio el 16 de enero de 1979 y transfiriendo sus poderes al consejo de regencia y al primer ministro Shapur Bajtiar.
Tras la salida del rey en enero de 1979, el Imam Jomeini declaró: “La huida del Sha es la primera etapa del final del reinado Pahlavi -que se prolongó durante 50 años- gracias a las heroicas protestas del pueblo iraní. Les felicito por esta victoria", señaló, anunciando su próximo regreso a Teherán.
El Imam Jomeini tenía previsto en un principio regresar a Irán el 26 de enero de 1979, pero el primer ministro Shapur Bajtiar decretó el cierre del espacio aéreo y de todos los aeropuertos, una decisión que provocó numerosas protestas y huelgas.
El 29 de enero se reabrió el Aeropuerto Internacional de Mehrabad y el Imam Jomeini declaró que regresaría el 1 de febrero. Ese día, voló a Irán en un Boeing 747 de Air France junto con unos 120 periodistas de distintos medios internacionales.
A las 9:27 del 1 de febrero llegó a Teherán siendo recibido por millones de iraníes. Desde entonces, esa fecha es una jornada festiva en nuestro país. El mundo entero pudo ver las imágenes de ese histórico momento, cuando acompañado por su hijo Ahmad y su fiel compañero Morteza Motahari, el Imam Jomeini desciende del avión. A su llegada, tras unas breves declaraciones en el aeropuerto, se dirigió al cementerio Beheshte-Zahra, donde habían sido enterrados muchos de los manifestantes asesinados durante la revolución. Una multitud coreaba su nombre mientras escuchaba sus palabras.
Dos hechos precipitaron la victoria de la Revolución Islámica: Por un lado, el 5 de febrero, el Imam Jomeini nombró a Mehdi Bazargan como primer ministro del Gobierno Provisional. Y el 8 de febrero, los oficiales de la Fuerza Aérea iraní declararon su lealtad a la revolución. Sus seguidores tomaron las comisarías, prisiones y oficinas gubernamentales. El 11 de febrero, el alto mando militar anunció su neutralidad en el conflicto entre el gobierno de Bajtiar y los revolucionarios, retirando las tropas de las calles. Bajtiar renunció y voló a París. Fue entonces cuando los revolucionarios lograron la victoria final.
Desde entonces, esos diez días, que arrancan con la llegada del Imam Jomeini y concluyen con la victoria de la revolución se celebran cada año en Irán, con el nombre de los Diez Días del Alba.
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