Hamid Nuri, fue arrestado tras su arribo al aeropuerto de Estocolmo (Suecia) en 9 de noviembre de 2019.
Los demandantes de ese caso son en su mayoría los miembros del Muyahedin-e Jalq (MKO), un grupo terrorista reconocido a nivel mundial.
Una revisión de lo que le ha pasado a Hamid Nuri en Suecia durante casi los últimos tres años, incluyendo su arresto, la forma en que fue mantenido en cárcel, etc., son ejemplos de la violación de los derechos humanos en este país europeo, además de que al ciudadano iraní tampoco le brindaron los derechos naturales de un prisionero.
Parece que el falso y político caso contra Hamid Nuri, es una herramienta para presionar a la República Islámica de Irán. Uno de los signos destacados de la naturaleza política de este caso es que varias sesiones del juicio se celebraron en la ciudad albanesa de Durrës, y en el campamento del grupo terrorista de Muyahedin-e Jalq.
El pasado 4 de mayo se acabaron las sesiones judiciales artificiales y se afirma que próximamente se anunciará la sentencia de ese acusado iraní.
Además de los abogados de Nuri, quienes declararon la violación de los derechos de acusado en el proceso de examinar su caso, su hija y su esposa también señalaron que el tribunal sueco privó a Nuri de los derechos básicos de un acusado, de igual modo su hijo también dijo que a su padre se le prohibieron las visitas familiares durante 25 meses.
Aunque el gobierno sueco es miembro de las convenciones pro derechos humanos en el campo de la tortura, el juicio justo y la no detención arbitraria, existen pruebas sobresalientes de que en el caso de Hamid Nuri, el gobierno sueco ha violado sus obligaciones en virtud de esas convenciones pro derechos humanos, y que las acciones del tribunal de este país pueden ser denunciadas legalmente.
Las pruebas indican que a Nuri le han torturado. Golpear al acusado, encarcelarlo a largo plazo en régimen de aislamiento e impedirle ponerse en contacto con su familia son ejemplos de tortura y la violación de la responsabilidad internacional del gobierno sueco.
Los estándares de la ONU están en contra del régimen de aislamiento, excepto en casos excepcionales en los que no debe durar más de dos semanas consecutivas, sin embargo, Hamid Nuri había estado en régimen de aislamiento durante varios meses.
La falta de un juicio justo, la falta del acceso del acusado a un abogado en las primeras etapas del juicio, la presencia de falsos testigos en el tribunal, la falta de suficientes razones legales para el arresto y el juicio, indican la violación del derecho de un juicio justo a Hamid Nuri.
Dado que la detención del ciudadano iraní se hizo sin presentar suficientes razones legales es ilegal y supone un ejemplo de detención arbitraria y un ejemplo objetivo de la violación de los derechos humanos. Entre otros casos de violaciones de los derechos humanos en este caso se encuentra la privación del derecho a la salud e higiene del acusado durante su detención. Sobre todo, cuando mucho tiempo de la detención de Nuri coincidió con la cúspide de la pandemia del coronavirus. Según las declaraciones e informes disponibles, a Hamid Nuri se le negó el acceso a los servicios de salud necesarios, en la cárcel.
Por lo tanto, independientemente de la sentencia de este tribunal teatral contra Hamid Nuri, el procedimiento llevado a cabo en este caso es un ejemplo de la violación de los derechos humanos y contrario a las convenciones internacionales y puede ir acompañado de una denuncia legal por parte de la República Islámica de Irán, a menos que el gobierno sueco impida la continuación de este teatro artificial, deje de apoyar a los terroristas marcados y, como enfatizó el ministro de Relaciones Exteriores iraní en la conversación con Ann Linde, libere a Hamid Nuri.
En una breve llamada telefónica mantenida el viernes 24 de junio, Nuri le dijo a su familia que todavía sigue en régimen de aislamiento, a pesar de que en la última sesión judicial, el juez declaró que se levantaron las restricciones en su contra.
De Igual modo, añadió que no se le permite tener acceso a un oftalmólogo a pesar de que sus problemas de visión empeoran.
“En la última sesión judicial, el juez dijo que se levantaron mis restricciones, pero después del final del juicio, mi contacto con mi familia casi se cortó”, denunció Nuri, señalando que solo mantuvo dos llamadas breves con su familia en los últimos 53 días bajo un estricto control y en presencia de un intérprete.
El ciudadno persa, también, por primera vez, dio detalles de su tortura física por parte de la Policía sueca, afirmando que tres agentes suecos le habían dado fuertes golpes en la cabeza y las orejas, por lo que todavía siente dolor y problemas en los oídos.
Según Nuri, ninguna organización de DDHH ha visitado ni ha hecho seguimiento de su caso, a pesar de su largo tiempo en régimen de aislamiento.
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