14 ago 2022, 18:40
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La locura de EEUU por el belicismo sigue un año tras su abyecta retirada de Afganistán

Nueva York - IRNA - La abyecta retirada de la Administración de Joe Biden después de 21 años de la ocupación de Afganistán, que tuvo lugar con el pretexto de luchar contra el grupo terrorista de creación propia"Al-Qaeda", es una señal de la decadencia del poder de Washington en Asia Occidental (Oriente Medio), y a pesar de transcurrir un año, ese fracaso todavía pesa en los hombros de Washington.

Tras el falso suceso del 11 de septiembre en el centro comercial de Nueva York, el gobierno de George W. Bush junto con sus aliados en el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), atacó a Afganistán en 2001 con el pretexto de venganza contra "al-Qaeda".

Sin embargo, durante los 21 años de la ocupación de Afganistán, EEUU no solo no aniquiló al grupo terrorista que había creado, sino que destruyó todas las estructuras políticas, económicas y sociales del país centroasiático, y como su presencia fue costosa sin obtener ningún logro, finalmente se vio obligado a retirarse humillantemente del mismo en 15 de agosto de 2021.

En los primeros días de agosto de 2021, el rápido avance de los talibanes en las provincias de Afganistán sorprendió a muchos analistas de asuntos internacionales y regionales, incluidos estadistas estadounidenses y altos funcionarios del entonces gobierno afgano.

La locura de EEUU por el belicismo sigue un año tras su abyecta retirada de Afganistán

Apenas 48 horas antes de la huida de Ashraf Ghani, el ex presidente afgano se reunió el 13 de agosto del año pasado en su propio despacho con Abdulá Abdulá, Amrullah Saleh (el primer vicepresidente), el ministro del Interior, el ministro de Defensa y altas autoridades del gobierno en su oficina sobre, donde abordaron la caída de la provincia de Herat.

Según uno de los ex altos funcionarios del gobierno presente en la reunión, ellos, que constantemente se acusaban el uno al otro, querían saber la razón por la cual los soldados abandonaban las trincheras en la lucha contra los talibanes.

Mientras tanto, el presidente fugitivo de Afganistán, Mohammad Ashraf Ghani, anunció más tarde en una entrevista que Zalmay Mamozy Khalilzad, el exrepresentante de EEUU en asuntos de Afganistán, había dividido a todos los políticos de este país con sus planes.

El estadounidense Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) también publicó un informe narrativo sobre los últimos días del gobierno afgano antes de que los talibanes tomaran el poder, y citando a un funcionario del gobierno, señaló que hasta entonces nadie se había tomado en serio la defensa de Kabul. Aquel día, el presidente interrumpió la discusión de los miembros de la reunión y les ordenó concentrarse en la defensa de la capital debido al acercamiento de los talibanes a la ciudad.

Por la misma razón, el jefe de la Dirección de Seguridad de Kabul también fue sustituido, pero el rápido avance de los talibanes parecía irreversible.

El analista estadounidense David Ignatius escribió en el Washington Post el 21 de diciembre de 2021: “El mayor error de Biden en la política exterior fue la gestión de la caótica retirada de Afganistán. Biden estaba absolutamente decidido a poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos, y es un hombre terco y, a veces, irascible. Él obtuvo lo que quería, pero a un costo significativo para la imagen y la credibilidad de los Estados Unidos”.

Sin embargo, tal como escribió el diario estadounidense The New York Times (NYT) el 22 de septiembre de 2021, aunque Biden ha afirmado que la guerra se ha acabado, pero las guerras estadounidenses todavía siguen vigentes.

El presidente Biden declaró el año pasado ante las Naciones Unidas que “EEUU no está en guerra por primera vez en 20 años”, y eso es cuando solo un día antes, un misil disparado desde un avión no tripulado estadounidense incineró un automóvil que circulaba por una carretera remota en el noroeste de Siria. 

El fracaso del Estado Islámico, y el surgimiento de afiliados del grupo en el norte de África, Asia y otros lugares, ha dado un pretexto a los planificadores militares para continuar con algunas de las operaciones que Biden describió en su carta al Congreso.

“La mayoría de estos despliegues no implican “participación rutinaria en combate”, decía la carta, pero en muchos lugares las tropas estadounidenses “tienen que defenderse de amenazas o ataques”, añade The New York Times.

La locura de EEUU por el belicismo sigue un año tras su abyecta retirada de Afganistán

Ahora, transcurrido un año desde la humillante retirada de los militares estadounidenses de Afganistán, y en vísperas de las elecciones legislativas intermedias, Biden busca su salvación y la del partido demócrata para compensar esta derrota histórica en la palabra clave “al-Qaeda”, la cual fue utilizada por sus antecesores para ocupar y destruir el país centro asiático.

El pasado 2 de julio el presidente Biden informó el asesinato de Ayman Al-Zawahiri en Afganistán, insistiendo que él era el cerebro en los ataques contra los estadounidenses.

Al mismo tiempo, la agencia de noticias Associated Press (AP) también confirmó la muerte de al-Zawahiri y trató de presentarlo como una persona a nivel de bin Laden, mientras que el Daesh es mencionado en numerosos informes como la principal causa de la reciente inseguridad en Afganistán.

Y ahora, un año después de su retirada de Afganistán, EEUU no solo ha estado involucrado en la guerra de Ucrania durante meses, en el desencadenamiento de la cual ha jugado un importante papel, sino que, como ha dicho el veterano político y el exsecretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, en una conversación con el Wall Street Journal: “Estamos al borde de la guerra con Rusia y China por problemas que creamos, sin ningún concepto de cómo va a terminar esto o a qué se supone que conducirá”.

Parece que los estadistas estadounidenses, que siempre consideran su supervivencia y la de Estados Unidos en el escenario internacional, está sujeta al belicismo seguirán insistiendo en hacerlo, y la amarga experiencia de las derrotas históricas no podrá detener su locura belicista.

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