Discrepancia entre el Occidente y el Islam en la defensa de los derechos de la mujer

“Alguien me preguntó si en la cuestión de la mujer teníamos defensa posible frente a Occidente, y yo dije que no tenía defensa, ¡que lo que tengo es ataque! Son ellos quienes tienen que defenderse y responder. Han convertido a la mujer en mercancía”, según ha resaltado el Ayatolá Jameneí.

El texto recogido de los discursos del Líder supremo de la Revolución Islámica, con motivo de la llegada del día de la mujer en Irán.

Breve historia de la propaganda sobre la «liberación de la mujer» en Occidente

Desde el día en que los europeos crearon las industrias modernas ―a principios del siglo XIX, tras inventar los capitalistas occidentales las grandes factorías― y necesitaron mano de obra barata, poco exigente y poco problemática, hicieron que se oyera el murmullo de la «liberación de la mujer», a fin de sacar a la mujer del interior de los hogares familiares y arrastrarla al de las fábricas; de emplearla como trabajadora barata y de llenarse los bolsillos privándola de su dignidad.

Lo que hoy en Occidente se considera «liberación de la mujer» es la continuación de aquella misma historia y aquellos acontecimientos. Por eso, la injusticia que se ha hecho a la mujer en la cultura occidental y la percepción errónea que de la mujer existe en las obras de la cultura y la literatura occidentales carecen de precedentes en toda la historia. En el pasado se cometieron también atropellos contra la mujer en todas partes, pero esa injusticia general y omnipresente es específica del período reciente y se origina en la civilización occidental. Señalaron a la mujer como un vehículo para el goce de los hombres ¡y lo llamaron «liberación de la mujer»! Cuando en realidad se trataba de liberar a los hombres degenerados para que gozasen de la mujer, no de liberar a esta.

No solo cometieron un atropello contra la mujer en el campo del trabajo, de la actividad industrial, etc., sino también en la esfera del arte y de la literatura. Vean ustedes hoy en día en la literatura de ficción, en las novelas, en la pintura y en la producción artística de todo tipo, y vean de qué manera se mira a la mujer. ¿Se presta acaso atención a los aspectos positivos y valores elevados que hay en la mujer? ¿Son acaso objeto de atención los sentimientos delicados, esa ternura y ese temperamento cariñoso que Dios Altísimo ha depositado en la mujer, el instinto maternal, el ánimo de cuidar a los hijos y de criarlos…? ¿O lo son los aspectos libidinosos o, en palabras de ellos, amorosos? Y esa expresión es incorrecta, puesto que se trata de lujuria ¡y no de amor! Así han querido formar a las mujeres y a eso han querido acostumbrarlas, como un ente que consuma: un consumidor generoso, trabajador, con pocas expectativas, poco exigente y barato.

El Islam no ve en eso un valor para la mujer. El Islam, eso sí, está de acuerdo con que la mujer trabaje, y no solo está de acuerdo, sino que mientras el trabajo no interfiera con su empleo fundamental y de mayor importancia, que es la crianza de los hijos y el mantenimiento de la familia, acaso lo considere incluso necesario. Un país no puede al fin y al cabo prescindir de la fuerza de trabajo de las mujeres en distintos ámbitos; pero ese trabajo no debe estar en contradicción con la dignidad y el valor espiritual y humano de la mujer. 16/12/1992

En el capitalismo occidental, las mujeres cobran menos que los hombres por el mismo trabajo

El capitalismo occidental es patriarcal. «En ese sistema, el capital está por encima de la humanidad y una persona vale más cuanto más capital pueda acaparar». En el capitalismo occidental, la actividad económica y comercial a gran escala la dirigen los hombres, por lo que en ese sistema priman los varones sobre las mujeres, porque en ellos la primacía del capital sobre la humanidad se da más.

«Ahora mismo, en muchos países occidentales, las mujeres cobran menos que los hombres por el mismo trabajo. Eso es un abuso. En los siglos XIX y XX, so pretexto de liberación femenina sacaron del hogar a las mujeres para usarlas en las fábricas por salarios más bajos»11/01/2023

Discrepancia entre el Occidente y el Islam en la defensa de los derechos de la mujer

Si la receta occidental para la mujer fuese correcta, los occidentales no se verían obligados, setenta, ochenta o cien años después, a volver a lanzar de nuevo un movimiento por los derechos de las mujeres. Me refiero al movimiento que han comenzado en estos últimos años. Hace ahora diez o veinte años que han vuelto a lanzar nuevos movimientos en nombre de la defensa de los derechos de la mujer y de su libertad. ¿Por qué? Si la libertad occidental fuera un plan exitoso y si la defensa de los derechos de la mujer fuese auténtica, no habría necesidad después de cien años de que vengan unos y vuelvan a lanzar un movimiento y a alborotar. Por tanto, esa receta era incorrecta. Su receta actual lo es también, y no llevará a nada que no sea crear miseria y problemas para el hombre y para la mujer; en especial para la mujer.

El objetivo del Islam en la defensa de los derechos de las mujeres es, como se ha dicho, que la mujer no esté oprimida y que el hombre no se considere a sí mismo soberano sobre la mujer. En la familia hay unos límites y unos derechos. El hombre tiene ciertos derechos, la mujer tiene también unos derechos y esos derechos se han dispuesto de manera extremadamente justa y equilibrada. No hablo de lo que se haga en nombre del Islam y esté mal ni lo defiendo. Lo que pertenece al Islam son las manifestaciones claras e indiscutibles del Islam. Son esas las cosas que reconocen un equilibrio entre los derechos del hombre y la mujer dentro de la familia.

22/10/1997

Respecto a la cuestión de la mujer, que sigue aún planteándose en el mundo en la actualidad, se han dicho muchas cosas y se dirán aún muchas más. Cuando miramos el mapa humano del mundo y de las sociedades humanas ―tanto las sociedades islámicas como la de nuestro propio país o las de los demás países islámicos, como las sociedades no islámicas, incluidas las llamas «civilizadas» y «avanzadas» ―, vemos que en todas ellas sigue existiendo aún lamentablemente una cuestión que es la de la mujer. Esto refleja cierta mala comprensión, cierto descarrío y cierta miopía respecto de las cuestiones del ser humano. 25/12/1991

 Cuestión de la mujer todavía sigue siendo irresuelta en la comunidad internacional

El ser humano, pese a todas sus ínfulas, pese a todos los esfuerzos que han hecho las personas abnegadas y sensibles y a toda la vasta labor cultural que se ha llevado a cabo, en particular sobre la cuestión de la mujer, aún no ha podido, en lo referente a la cuestión de los dos sexos y de la mujer ―en función de la cual se plantea de otra manera la cuestión del hombre también―, llegar a una vía recta, un camino correcto.

Entre ustedes, señoras, quizá haya quienes hayan visto o leído las obras literarias y artísticas de las mujeres artistas del mundo, algunas de las cuales se han traducido al persa y otras están disponibles en sus lenguas originales. De todas ellas resalta lo señalado: que la humanidad todavía no ha sido capaz de resolver la cuestión de la mujer ni, en consecuencia, la cuestión de los dos sexos, hombre y mujer, ni forzosamente la cuestión de la humanidad.

En otras palabras, los excesos, los descarríos, los malentendidos y, por consiguiente, las enemistades, las injusticias, los trastornos mentales, los problemas relativos a la familia y los relacionados con el modo de alternar, mezclarse y relacionarse los dos sexos están aún entre las cuestiones irresueltas de la humanidad. Es decir, que el mismo ser humano que ha hecho tantos descubrimientos en el terreno material, sobre los cuerpos celestes y sobre las profundidades de los mares, y que tanto se jacta de su precisión en psicología, psicoanálisis, en las cuestiones sociales, económicas y demás ―y en muchas de esas materias realmente ha avanzado―, en esta cuestión es impotente. Si quisiéramos describir esas insuficiencias, siquiera a modo de inventario, nos llevaría mucho tiempo, como ustedes mismas saben.

25/12/1991

A diferencia de los sistemas impíos, el Islam confiere personalidad a la mujer

«El Islam, a diferencia de lo que ha sucedido siempre en los sistemas impíos, que miraban a la mujer de una forma totalmente distinta, confiere personalidad a la mujer. En el Islam, cuando se quiere poner a alguien de ejemplo para el creyente, se pone de ejemplo a mujeres: «Y Dios pone un ejemplo para quienes son creyentes» (Sagrado Corán, 66:11). Ahí hay una primera mujer, y en: «Y María hija de Imrán» (66:12) (1), está la segunda. De «ejemplo para quienes son creyentes», se pone a dos mujeres; y de «ejemplo para los que no creen», se pone también a dos mujeres: «La mujer de Noé y la mujer de Lot. Ambas estuvieron bajo la tutela de dos de Nuestros siervos (…) y ambas los traicionaron» (66:10).

Es decir, que no se pone a la mujer como patrón para que sirva de lección y de espejo en que se miren solo las mujeres, sino que se la pone para toda la sociedad. Se hubiera podido escoger a un hombre. Pues no. Esto se sitúa frente a aquella concepción descarriada y errónea que existía de las mujeres. Aquella concepción no fue siempre degradante, pero sí fue siempre errónea». El objetivo de que en Occidente se rechace el hiyab es el aprovechamiento ilegítimo de la mujer por el hombre

«En los sistemas impíos siempre se ha tenido una concepción errónea de la mujer, y así es también hoy en día en Occidente. Bien puede ser que salgan algunas mujeres ―al igual que muchos hombres― de personalidad distinguida, respetable y honesta, pero la concepción general de la mujer que ha echado raíces en la cultura occidental es una concepción errónea, instrumentalizante y ofensiva. Tal como lo ve Occidente, la razón de que ustedes no deban ir en chador ni llevar hiyab no es para ser libres. Ustedes ya dicen que son libres con hiyab. Lo que tienen en mente es otra cosa. Quieren que la mujer aparezca en sociedad de cierta manera para deleitar los ojos del hombre, para un aprovechamiento ilícito. Eso es la mayor ofensa posible a la mujer, aunque lo cubran con un montón de capas de cortesía y le pongan otros nombres distintos». 10/09/2020

«La impudicia y la falta de hiyab causan en EEUU una violación cada seis segundos»

«En Occidente, por haberse desatendido esto ―es decir, por no haberse puesto atención y empeño en la castidad de las mujeres―, las cosas han llegado al punto del desenfreno y la ausencia de compromiso. No hay que dejar que la castidad de la mujer ―que es el elemento más importante de la personalidad femenina― sea objeto de falta de atención. La castidad en la mujer es un medio de elevación y enaltecimiento ante los ojos de los demás, incluso ante los ojos de los mismos hombres lujuriosos y disolutos. La castidad femenina es fuente de respeto y distinción de la mujer. Esta cuestión del hiyab, de las personas mahram y las no mahram y del mirar y el no mirar tienen por fin la preservación íntegra de la castidad. El Islam da importancia a la castidad de la mujer. Por supuesto, la castidad del hombre también es importante. La castidad no es algo exclusivo de las mujeres. También los hombres deben ser castos. Pero en la sociedad, como el hombre es capaz, dada su fuerza y su superioridad corporales, de oprimir a la mujer y actuar en contra del deseo de esta, se insiste más y se es más cauto con la castidad de la mujer.

17/9/2020

Uno de los problemas de las mujeres en el mundo occidental y, en especial, en los Estados Unidos de América, no es sino que los hombres se valen de su fuerza para violentar y vulnerar la castidad de la mujer. Yo he visto estadísticas publicadas por las autoridades legales del propio Estados Unidos, unas del Departamento de Justicia y otras de otra institución. Los datos son realmente terroríficos. Cada seis segundos se produce una violación en Estados Unidos. Fíjense ustedes lo importante que es la cuestión de la castidad, y lo que pasa cuando no se le presta atención. ¡Una violación cada seis segundos! ¡Que el hombre prepotente, abusador, libertino e indecente pueda, en contra del deseo de la mujer, violentar y vulnerar el ámbito de su castidad! El Islam tiene eso en cuenta. La cuestión del hiyab, a la que tanta atención presta el Islam, se debe a esas cosas» (22/10/1997).

«El Islam mantiene una perspectiva respetuosa sobre la mujer, allá donde el Occidente ve mercancía»

“El Islam mantiene una perspectiva respetuosa sobre la mujer, allá donde la civilización occidental ve mercancía e instrumento. En el Islam, hombre y mujer son iguales en valores divinos y humanos. La visión islámica nos enorgullece, y la occidental nos llena de indignación.”

“Los occidentales hacen la propaganda de que el hiyab islámico impide desarrollarse a la mujer. Es una mentira evidente. En Irán, en ningún periodo histórico ha habido tantas mujeres con estudios y activas en la política, la sociedad, etc., como después de la Revolución islámica.”

“Los dos impetuosos discursos de Fátima al-Zahra (P) tras morir el Profeta (BP) fueron expresiones de protesta y alarma por la tergiversación de los conceptos islámicos, pero sin una palabra ofensiva. La escuela de Ahlul Bait está libre de maledicencias, calumnias y difamaciones.”

“La visión islámica de la mujer allana el camino para resaltar la centralidad de la madre y la familia, que es donde se sientan las bases más sólidas de la formación intelectual y espiritual. La propaganda occidental intenta diluir la importancia vital de la madre en la familia.”

¿Qué da libertad? ¿Llevar hiyab o no llevar hiyab?

«Uno de los males de la civilización materialista es el giro que ha dado a propósito de la mujer. Es un tema del que ya hemos hablado mucho. El gran pecado que ha cometido la civilización de Occidente respecto al sexo femenino ni va a poder depurarse pronto, ni va a poder paliarse rápidamente ni puede siquiera explicarse con facilidad. Sí, le ponen distintos nombres, como con todo lo que hacen: cometen un crimen, y ¡lo llaman “derechos humanos”! Cometen una iniquidad, y ¡lo llaman “defensa de los pueblos”! Lanzan una invasión militar, y ¡lo llaman “protección” »!

Una de las características de la civilización occidental es el engaño: duplicidad, hipocresía, mendacidad, contradicción entre lo que se hace y lo que se dice. En la cuestión de la mujer es también exactamente así. Y, por desgracia, han difundido su cultura por todo el mundo. Han hecho que hoy en el mundo uno de los deberes más importantes de la mujer ―por no decir el más importante― consista en exhibirse y poner sus encantos a disposición del goce de los hombres. ¡Y eso se ha convertido en un rasgo imperativo y necesario de la mujer! Lamentablemente, así está el mundo ahora. 16/8/2020

En las ceremonias más formales ―actos políticos, ceremonias diversas―, los hombres deben ir con pantalón largo, con una vestimenta que los cubra, mientras que las mujeres ¡da igual lo desnudas y a la vista que vayan! ¿Eso es normal? ¿Acaso es natural? ¿Es ese un comportamiento conforme a la naturaleza? Son ellos los que han hecho eso: ¡que la mujer deba exponerse a la vista del hombre para ser objeto de su deleite! ¿Cabe mayor atropello? A eso lo llaman “libertad”, ¡y a lo contrario lo llaman “esclavitud”! Y eso, cuando que una mujer se oculte de las miradas y use hiyab la ennoblece y supone una muestra de respeto hacia ella. Es crearle un espacio inviolable. Han roto ese espacio y, a cada día que pasa, lo rompen más, poniéndoles diversos nombres. El primer efecto o uno de los primeros que tuvo eso fue derruir la familia. Las bases de la familia se debilitaron. Cuando, en una sociedad, la familia tiembla y desaparece, la corrupción echa raíces en ella» (01/05/2013).

Con la prohibición del hiyab, ¿ha aumentado o se ha reducido la violencia contra las mujeres en Occidente?

«En los países occidentales, incluido Estados Unidos, que alardean de igualdad de derechos entre hombres y mujeres, hay estadísticas terroríficas de violencias y abusos cometidos contra las mujeres en distintos entornos. Por lo tanto, con las ideas de Occidente no se pueden solucionar los problemas de la mujer, y quitándole a esta el hiyab de la cabeza y absteniéndose de respetar los límites de la ley religiosa sus problemas empeoran. Frente a eso, el Islam se esfuerza por crear un entorno saludable, basado en la razón y la inteligencia, en el que no se abuse de los débiles, en contra del escándalo que arma el mundo occidental en torno a la cuestión del hiyab, como si este vulnerara los derechos y la libertad de la mujer.

La cuestión del hiyab no guarda relación alguna con los derechos y la libertad de la mujer. El hiyab es algo obligatorio para la mujer y para el hombre, cada uno de los cuales debe respetar esa limitación de una manera, porque con la destrucción del hiyab lo que le ocurriría a la mujer sería esa misma desgracia de la que somos testigos hoy en día en los entornos occidentales, en que se abusa de ella. 23/7/2020

El Islam analiza la cuestión del hiyab con gran sabiduría. El hiyab se plantea en el ámbito de la vida privada del hombre y la mujer, siendo el chador el considerado tipo superior de hiyab, pero, al mismo tiempo, sin ser obligatorio. La sagrada ley religiosa del Islam establece un límite para el hiyab que no debe traspasarse, sin que sea necesarias ni la dejadez ni la exageración».11/11/1995

«Algunos decían que en Occidente las relaciones libres entre hombre y mujer saciarían a los varones y ya no se cometerían transgresiones sexuales. No solo eso no sucedió, sino que han hecho que surja todo tipo de corrupción sexual y se disuelvan los límites de la moral».

4/1/2023

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