Se ha impuesto embargos “a 29 personas e instituciones en relación con la represión violenta de las protestas a nivel nacional por parte del gobierno iraní tras el asesinato de Mahsa Amini mientras estaba detenida por “la policía de la moral” y esfuerzos continuos de este gobierno por poner límites al acceso a Internet libre”, ha publicado este viernes, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
También, el comunicado reza que la acción de hoy se lleva a cabo en coordinación con socios ingleses, canadienses, australianos y otros estadounidenses. “Estos países también impondrán sanciones contra quienes estén involucrados en la represión por parte del gobierno iraní”.
Paralelamente, el Gobierno del Reino Unido ha endurecido este viernes los embargos que ha ido imponiendo a los individuos y entidades iraníes durante el último año por las supuestas violaciones de los derechos humanos. Las sanciones afectan esta vez a cuatro altos responsables iraníes.
La nota identifica a los altos cargos sancionados como el ministro de Cultura, Mohamad Mehdi Esmaili; el viceministro de Cultura, Mohamad Hashemi; el alcalde de Teherán, Alireza Zakani; y el portavoz de la Policía de Irán, Said Montazer al-Mahdi.
Por su parte, la Cancillería de Irán ha repudiado severamente “las acusaciones infundadas” por parte de los países occidentales encabezados por Washington, a las que ha considerado parte de una “campaña política” para imponer nuevas sanciones contra la nación iraní. También, la República Islámica ha denunciado que el Occidente acude a tales acusaciones con el objetivo de justificar incumplimiento de su compromiso acordado en el pacto nuclear de 2015.
No obstante, los disturbios violentos iniciaron en septiembre de 2022 en varias partes de Irán, provocados tras la muerte accidental de Amini. Irán, con evidencias, asegura que la violencia y vandalismo registrados durante los desmanes fueron instigados desde el exterior.
Desde el comienzo de los alborotos en Irán, el Gobierno británico ha tenido un papel notable en la guerra híbrida de Occidente contra Teherán, ya sea imponiendo sanciones o creando propaganda falsa a través de los medios de comunicación hostiles a la República Islámica que tienen la sede en Londres.
Irán, a su vez, ha aplicado sanciones recíprocas contra individuos y entidades británicas por incitación a disturbios, la violencia y actos de terrorismo contra la nación iraní, y ha dicho que Londres “debe rendir cuentas” por la sangre derramada de iraníes en los desmanes.
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