Hoy se celebró en el Gran Oratorio Imam Jomeiní de Teherán un homenaje presidido por el el ayatolá Jameneí a Seyed Hasan Nasralá y a sus compañeros mártires, incluido el general mártir Nilforushán.
A continuación, las partes importantes del discurso de hoy del Guía iraní:
La política del Corán para los musulmanes es que los gobiernos islámicos deben tener solidaridad entre sí mismos. Si tienen esta solidaridad, el honor de Dios será suyo y saldrán victoriosos sobre sus enemigos.
La política del enemigo es “divide y gobierna”. Implementaron estas políticas de diferentes maneras en los países musulmanes, pero hoy, las naciones han despertado; hoy es el día en que pueden superar este truco de los enemigos del Islam y de los musulmanes.
El enemigo del pueblo iraní es el enemigo de la nación palestina, libanesa, iraquí, egipcia, siria y yemení. El enemigo trabaja en todas partes con un método especial, pero la sala de operaciones es la misma y reciben órdenes desde allí.
Los musulmanes no deben descuidar más. Debemos apretarnos el cinturón de la defensa y la independencia en todos los países islámicos, desde Afganistán hasta Yemen.
La nación palestina tiene derecho a resistir ante un enemigo que ha ocupado su territorio.
El cuerpo de Seyed Hasan Nasralá no está entre nosotros ya, pero su verdadera persona, su espíritu, su camino y su expresiva voz siguen y seguirán entre nosotros. Él fue el estandarte en alto de la Resistencia frente a rapaces demonios despiadados; fue una lengua elocuente en valiente defensa de los oprimidos. Su influencia se había extendido más allá del Líbano, de Irán y de los países árabes, y ahora su martirio acrecentará esa influencia.
El vil y abyecto enemigo, al no poder infligir daño sustancial a las sólidas estructuras de Hezbolá, de Hamás, de Yihad Islámica o de las demás organizaciones que combaten por la causa de Dios, ven la señal de su victoria en el asesinato, en la destrucción, en los bombardeos, en las matanzas de civiles y en sumir en el duelo a personas desarmadas.
¿Cuál es el resultado? El resultado de tal conducta es la acumulación de ira; una mayor motivación de la gente; el surgimiento de más hombres, más jefes, más líderes y más personas dispuestas a dar la vida; el estrechamiento del cerco en torno a ese lobo sanguinario y, por fin, la eliminación de esa ignominiosa entidad del ámbito de lo existente.
Su más importante mensaje para ustedes, el leal pueblo libanés, en su vida en este mundo, tanto en las palabras como en los actos, fue que no desesperen ni se azoren por perder a figuras eminentes como el imam Musa Sadr, Sayyid Abbas al-Musawi y los demás; no duden del camino de la lucha; incrementen sus esfuerzos y su capacidad; redoblen su cohesión; resistan frente al enemigo invasor, agresor, reforzando su fe y su confianza en Dios, y hagan que fracase.
Es deber nuestro y de todos los musulmanes cumplir con el deber para con Líbano, herido y ensangrentado. Defendiendo a Gaza, con su Yihad por la Mezquita de Al-Aqsa y asestando golpes al inicuo régimen usurpador, Hezbolá y el Seyed mártir avanzaron por la senda de un servicio vital prestado a toda la región, a todo el mundo islámico.
La insistencia de Estados Unidos y sus cómplices en preservar la seguridad del régimen usurpador es una tapadera de la mortífera política que consiste en convertir al régimen en instrumento de ellos para hacerse con el control de todos los recursos de la región y emplearlos en grandes conflictos mundiales. Su política es hacer del régimen la puerta de exportación de la energía de la región al mundo occidental, así como la puerta para las importaciones de mercancías y tecnología occidentales de la región, lo que supondría garantizar la existencia del régimen usurpador y la dependencia de toda la región respecto de él. El atroz y temerario comportamiento del régimen con sus bombardeos se debe a que codicia esa situación.
Ese pérfido régimen carece de raíces y es artificial e inestable, y tan solo se mantiene en pie a duras penas gracias a las inyecciones de ayuda de Estados Unidos. Pero tampoco eso durará mucho, con el permiso de Dios.
Prueba evidente de esta afirmación es el hecho de que, tras un año ya gastando muchos miles de millones de dólares en Gaza y Líbano y contando con ayuda plena de Estados Unidos y de varios Estados occidentales más frente a unos miles de hombres en armas, de combatientes por la causa de Dios cercados e impedidos de recibir cualquier tipo de ayuda del exterior, el enemigo ha fracasado, siendo su única habilidad bombardear casas, escuelas, hospitales y centros de población desarmada.
¡Pueblo resistente de Líbano y Palestina! ¡Audaces combatientes! ¡Paciente y agradecido pueblo! Estos martirios, esta sangre derramada no debilitará su movimiento, sino que lo hará más sólido.
Tampoco hoy retrocederá la Resistencia de la región con estos martirios. La Resistencia vencerá. La Resistencia de Gaza asombró al mundo. Honró al Islam. En Gaza, el Islam se ha interpuesto frente a toda maldad, toda iniquidad. No hay ninguna persona noble de espíritu que no salude esa resistencia y maldiga a su despiadado y sanguinario enemigo.
Todo golpe infligido al régimen por parte de cualquier persona o grupo que sea es un servicio a toda la región e incluso a toda la humanidad.
La Tormenta de Al-Aqsa y todo un año de resistencia en Gaza y Líbano ha llevado al régimen usurpador hasta el punto de que su principal afán es el mantenimiento de su propia existencia —es decir, el mismo afán que tenía el régimen en los primeros años tras su aciago nacimiento—. Lo que esto significa es que la lucha de los hombres en armas de Palestina y Líbano ha logrado hacer que el régimen sionista retroceda setenta años.
La principal causa de guerra, inseguridad y atraso en esta región es la existencia del régimen sionista y la presencia de Estados que dicen buscar un ambiente de paz y tranquilidad en la región. El problema fundamental de la región son las injerencias extranjeras. Los gobiernos de esta región son capaces de establecer en ella paz y bienestar. Hacen falta el esfuerzo y la lucha de los pueblos y de los gobiernos para alcanzar esa gran y salvífica meta.
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