Mohsen Langarneshin, reclutado por el servicio de inteligencia israelí en 2020, fue ahorcado tras ser declarado culpable de “corrupción en la Tierra”, cargo aplicable a delitos de seguridad nacional en Irán. Según el poder judicial, el condenado coordinó apoyo logístico para ataques terroristas, incluido el asesinato del general Jodaí —miembro de la Fuerza Quds— frente a su domicilio en Teherán.
Entre sus actividades figuraban el alquiler de casas seguras en múltiples provincias, la compra de vehículos y equipos de comunicación para células operativas, y la transferencia de fondos. Proporcionó motocicletas y dispositivos electrónicos anónimos a agentes, además de participar directamente en el seguimiento previo al ataque contra Jodaí.
Las pruebas incluían registros del sistema de comunicación encriptado "Windows Rojo" usado con el Mossad, así como confesiones durante el juicio. La ejecución coincide con el aniversario de la expulsión de fuerzas coloniales portuguesas del golfo Pérsico (30 de abril). Las autoridades enfatizaron que la sentencia busca "disuadir amenazas a la seguridad nacional".
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