Araqchi señaló que las acciones estadounidenses —que no especificó— envían “un mensaje negativo” y cuestionan la voluntad real de Washington para llegar a un acuerdo. Aunque reconoció divisiones internas en EE.UU., advirtió que Teherán monitorea cada movimiento.
Las conversaciones, mediadas por Omán, se mantienen en Roma por "razones logísticas", pero el ministro aclaró que el contenido importa más que la sede.
Sobre el papel del OIEA, el canciller confirmó que la agencia nuclear no participa actualmente en las negociaciones, pero su rol sería clave para verificar cualquier futuro pacto. "Las líneas rojas de Irán son claras y fueron comunicadas a EE.UU.", subrayó, rechazando negociaciones "interminables".
Araqchi criticó el "papel menguante" de Europa en las negociaciones —atribuido a sus "políticas erróneas"—, aunque expresó disposición a dialogar con el bloque. También exigió el desbloqueo de fondos iraníes como parte del levantamiento de sanciones.
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