En este encuentro, el Líder Supremo de Irán calificó a los socorristas como “ejemplo de cualidades humanas y humanitarias” y destacó la necesidad de mantener el espíritu de sacrificio y solidaridad del pueblo iraní. “El punto opuesto a este espíritu son los crímenes y la barbarie del régimen sionista en Gaza, con el apoyo de Occidente”, afirmó.
El ayatolá Jameneí también elogió el papel de los jóvenes en el progreso del país, asegurando que “con su determinación y motivación, no hay tarea imposible en Irán”. Además, resaltó la labor de médicos y enfermeras durante la guerra con el régimen de Saddam, describiendo sus acciones como “heroicas e indescriptibles sin el lenguaje del arte”.
El Líder de la Revolución Islámica criticó la falta de difusión internacional de los logros de Irán, contrastándolos con lo que llamó “héroes falsos” promovidos por “países sin historia”. “Debemos convertir a nuestros verdaderos héroes en parte de la cultura general”, sostuvo, enfatizando que la ayuda humanitaria es un “deber islámico y humano” que debe perpetuarse.
En otra parte de sus declaraciones, el ayatolá Jameneí reiteró que la resistencia de Irán es una obligación ante lo que describió como “la administración del mundo por bestias con apariencia humana”. “Si dejáramos de denunciar su brutalidad, ellos no nos hostigarían”, afirmó, acusando a las potencias occidentales de oponerse a Irán por rechazar su “civilización decadente”.
El líder supremo de la Revolución Islámica cerró su discurso asegurando que “el mal está condenado a desaparecer”, pero advirtió que su derrota requiere acción firme: “Hay que evitar la pasividad, la huida o incluso sonreír y admirar al enemigo, porque eso solo lo fortalece”.
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