Aunque el 97% de los medicamentos necesarios para los pacientes se producen en Irán, no hay que olvidar que el país importa alrededor del 50% de las materias primas necesarias en materia farmacéutica; por otro lado, la fabricación de medicamentos requiere varios componentes y la falta de uno solo de ellos puede interrumpir la línea de producción.
Además, la fabricación de algunos medicamentos, especialmente los más caros, consumidos por los pacientes de difícil curación no resultan viables para los productores, por lo que es preciso importarlos e implementar mecanismos financieros que faciliten las transacciones comerciales.
Por otro lado, los canales financieros ofrecidos para la importación de medicamentos tampoco han sido eficaces. Lo mismo sucede con el mecanismo que pretende preservar las transacciones comerciales entre Irán y Europa (INSTEX) impulsado por Francia, Alemania y Gran Bretaña.
Si bien Occidente rechaza las quejas de Irán y sus industriales al denunciar que el sector sanitario del país se ve afectado y perjudicado por los embargos, las declaraciones de miles de pacientes cuya vida está en peligro por las sanciones impuestas contra Teherán son incuestionables.
Por ejemplo, Azin Sahabi, que sufre una enfermedad autoinmune denominada “miastenia gravis (MG)” lamenta la falta de una patente extranjera de uno de los medicamentos que consumen permanentemente los pacientes afectados de MG, el “Mestinon”.
“Este fármaco se produce en el país y muchas enfermos lo consumen con normalidad, aunque desafortunadamente los pacientes resistentes al tratamiento, solo pueden seguir su tratamiento con el medicamento extranjero”, añadió.
Otro paciente afectado por artritis reumatoide deplora que como consecuencia de las sanciones se ve imposibilitado de conseguir el “Methotrexate”, un medicamento que requiere 5 veces a la semana.
Así mismo, otro ciudadano se queja por la escasez del “Ritalin”, un medicamento vital para los niños hiperactivos que se produce en Suiza, y que actualmente es difícil conseguir en Irán, ya que solo algunas farmacias del país pueden ofrecerlo bajo prescripción del médico especialista.
Por su parte, Maryam también lamenta los problemas para el suministro del “Pentasa”, un medicamento para el tratamiento de la colitis ulcerosa, y denuncia que a causa de las sanciones y los problemas de divisas es casi imposible conseguirlo, ni en píldoras ni en supositorios, y si finalmente lo encuentra, el precio es demasiado elevado.
El segundo párrafo del primer artículo de la Carta de la ONU, así como las convenciones de la Organización Mundial de la Salud insisten que las sanciones, en particular al sector sanitario contravienen el principio de equidad y de derechos humanos, por lo que la imposición de ese tipo de embargos supone una clara violación de los derechos humanos más básicos, así como de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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