Teherán, IRNA- Urge que todas las naciones del mundo se unan contra esta plaga mortal y cooperen por minimizar sus nefastas consecuencias sociales y económicas.

El letal coronavirus COVID-19 se está propagando por todo el mundo, matando a miles de personas cada día en distintos países. Hoy todos saben que se trata de una enfermedad altamente contagiosa que afecta por igual a las diferentes comunidades humanas, sin tener en cuenta las fronteras oficiales. Por tanto, urge que todas las naciones del mundo se unan contra esta plaga mortal y cooperen por minimizar sus nefastas consecuencias sociales y económicas, prescindiendo de las diferencias políticas y la ubicación geográfica.

La nación iraní tampoco ha estado a salvo de la propagación del COVID-19. En los dos últimos meses, pese a todas las medidas tomadas, la enfermedad se ha extendido con una considerable velocidad por todo el país. Hasta la fecha han sido afectadas 80.000 personas y de las cuales 5.000 han fallecido. El Gobierno iraní, respetando profundamente la conservación de la salud pública y comprometiéndose a cumplir todas las reglas sanitarias, ha tomado desde el comienzo de la pandemia diversas medidas y estrategias para enfrentar este peligroso fenómeno, y continúa hasta la fecha con su lucha tenaz contra este desastre natural.          

En las últimas semanas, en medio del duro y penoso enfrentamiento contra el coronavirus, y cuando cualquier signo de solidaridad y ayuda internacionales podría aliviar sus dolores, el Gobierno de EEUU, siguiendo su política de endurecer el cerco económico impuesto al pueblo iraní, lamentablemente ha amenazado a los compradores de nuestro petróleo, poniendo en riesgo una de las principales fuentes de ingresos para enfrentar la pandemia en Irán.

Justo cuando todas las naciones están expuestas a los peligros y amenazas del COVID-19, el Gobierno estadounidense y sus aliados están utilizando las circunstancias como un instrumento político de presión contra mi país. Urge que la comunidad internacional condene de manera unánime y en voz alta la aplicación y el endurecimiento de las sanciones unilaterales estadounidenses contra la República Islámica de Irán por las razones expuestas a continuación.

Desde el punto de vista jurídico. La salida ilegal de EEUU del acuerdo nuclear firmado entre Irán y la comunidad internacional en 2015 y la consiguiente reimposición de sanciones unilaterales e inhumanas bajo la política de “presión máxima” contra Irán, además de ser una amenaza contra la salud mundial, ha dificultado la lucha contra el coronavirus en Irán, y ha entorpecido las posibilidades del pueblo iraní para conseguir productos médicos y farmacéuticos, la transferencia de tecnología sanitaria y abastecerse del equipamiento necesario para combatir la pandemia. Estas medidas han sido condenadas por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), tribunal que ha decretado la detención de las sanciones violatorias de los derechos humanos.

El derecho a la vida y al acceso a la sanidad son partes esenciales de los derechos humanos, y todos los gobiernos están comprometidos a crear condiciones para que sus pueblos puedan alcanzarlos. Por tanto, cualquier restricción en cuanto al derecho al acceso a la sanidad, a la medicina y a equipos médicos constituye un atentado contra el derecho fundamental a la vida, especialmente en las actuales circunstancias.

Desde el punto de vista político. En general la mayoría de los países tienen desacuerdos en asuntos políticos, económicos, fronterizos, aduaneros e incluso culturales con el resto de las naciones, pero cuando ocurren desastres naturales o está en peligro la salud mundial, todos los gobiernos deben, por igual y según los principios y normas imperativas adoptadas internacionalmente, levantar las sanciones y restricciones. A pesar de este principio, EEUU no solo no ha levantado las sanciones contra Irán, sino que además ha impuesto trabas al envío de equipamiento médico procedente de otros países. De hecho, Washington ha utilizado las sanciones como instrumento político para golpear la salud mundial y la de los pueblos del mundo.

El Gobierno estadounidense ha declarado siempre que los alimentos y medicinas no forman parte de las sanciones. Sin embargo, las restricciones impuestas a las operaciones financieras y las amenazas a las empresas vendedoras de equipos médicos han impedido su ingreso a Irán, afectando severamente el sector de salud de mi país. Lamentablemente, en EEUU algunos individuos han demostrado su júbilo ante la propagación del coronavirus en Irán, porque consideran la extensión de la enfermedad como un factor más en la intensificación de la política estadounidense de “presión máxima”. 

Mientras nuestros ciudadanos se están muriendo masivamente por causa del COVID-19, Donald Trump está intensificando las sanciones ilegales estadounidenses contra Irán para destruir los recursos del pueblo iraní en su lucha contra este peligroso virus. En medio de la extensión del coronavirus, un grupo antiiraní establecido en EEUU, que mantiene estrechas relaciones con el gobierno de Trump, les ha pedido a las grandes empresas farmacéuticas cerrar sus negocios con Irán. En otra ocasión, el señor Mark Dubowits, presidente de la Fundación por Defensa a las Democracias (FDD), ha demostrado en un acto vergonzoso su alegría por la difusión de la enfermedad en Irán, expresando que el coronavirus hizo con nuestro país lo que no pudieron hacer las sanciones; es decir, detener las exportaciones iraníes no petroleras. Pido, por tanto, a todas las conciencias despiertas y a todas las voces buscadoras de derecho y libertad en todo el mundo contraponerse a las nefastas sanciones impuestas por EEUU contra un pueblo que está luchando dura y dolorosamente contra el letal coronavirus COVID-19

Saadat Aghajani, embajador de la República Islámica de Irán en Ecuador

Fuente:CONFIRMADO.NET