Según IRNA, si bien existen pruebas contundentes del apoyo financiero, técnico y armamentístico de Occidente y Estados Unidos al régimen de Saddam en la década de 1980 en una guerra impuesta a gran escala contra Irán y el uso de armas químicas por parte del régimen para masacrar a mujeres y niños indefensos en Sardasht, ahora el ministro de Asuntos Exteriores del país cuyo gobierno dio luz verde al régimen de Saddam para cometer este terrible crimen contra la humanidad, acusa a Irán, víctima de armas químicas, de violar la Convención sobre Armas Químicas.
El gobierno que dispone el mayor arsenal nuclear del mundo y el único gobierno que lanzó bombas nucleares contra seres humanos durante los desastres de Hiroshima y Nagasaki, que ha pasado años librando guerras interminables y desiguales, a veces con el uso de armas no convencionales, que ha asesinado a numerosos inocentes en Afganistán, Iraq, etc., y ha matado descaradamente a personalidades antiterroristas de renombre internacional, como el general Qasem Soleimani, ha salido impune debido al silencio de la comunidad internacional y de los tribunales internacionales.
El sepulcral silencio de la comunidad internacional y los tribunales internacionales ante los graves crímenes contra la humanidad y el terrorismo de Estado de Estados Unidos, así como la ausencia de esos crímenes sobre la mesa de los tribunales mundiales, son una vergüenza que sufre el mundo actual.
La falsa acusación de Mike Pompeo, secretario de Estado de EEUU, emana del propio gobierno que se ha convertido en el principal opositor a la implementación de la propuesta de Irán de crear un Oriente Medio libre de armas nucleares y asesinatos masivos.
Anteriormente, el enviado de Rusia ante las organizaciones internacionales en Viena, MiJail Ulyanov, rechazó las afirmaciones de Pompeo sobre el uso de armas químicas por parte de Irán, y destacó que el propio país (Irán) fue víctima de esas armas.
El régimen de Saddam Husein utilizó armas químicas prohibidas, incluido el gas mostaza, durante los ocho años de la Defensa Sagrada contra las tropas iraníes, y las organizaciones internacionales, incluidas la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), han reconocido repetidamente que Irán ha sido una de las mayores víctimas del uso de armas químicas en el mundo.
“Han transcurrido 33 años desde el ataque químico contra Sardasht. Nunca olvidaremos el apoyo y la complicidad de EEUU/Europa en el horrible ataque de Saddam. No hemos olvidado ni olvidaremos nunca el silencio del CSNU (Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas) ante este crimen atroz. Reconstruimos todo lo que destruyeron”, tuiteó el pasado mes de junio el Ministerio iraní de Relaciones Exteriores de Irán con motivo del aniversario del ataque.
Y 75 años después de que Estados Unidos atacara a Japón con armas nucleares provocando una gran catástrofe humanitaria, matando a cientos de miles de personas inocentes en Hiroshima y Nagasaki, la administración estadounidense continúa cometiendo crímenes esta vez en Iraq, Afganistán, Yemen, Siria, etc.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, declaró en un mensaje de vídeo en el 75º aniversario del bombardeo atómico de las dos ciudades japonesas que la única forma de eliminar la amenaza nuclear es eliminar ese tipo de armas.
Asimismo, advirtió que el riesgo se ha incrementado actualmente ante el aumento de las armas nucleares, instando a una acción restrictiva en esta área.
Por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) advirtió, con motivo del 75º aniversario del bombardeo nuclear, que existen unas 14.000 bombas atómicas actualmente en el mundo, lamentando que todas ellas son mucho más poderosas y destructivas que las que se lanzaron sobre Hiroshima y Nagasaki.
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