Así lo anunció el analista argentino y el presidente de la Confederación Palestina Latinoamericana y del Caribe, Rafael Araya Masry, en una conversación con IRNA sobre la importancia del Día Mundial de Al-Quds.
Preguntado sobre el efecto que tendrá el aumento de la fuerza de los grupos de resistencia palestina contra el régimen de Israel en el futuro y el destino de Palestina, Rafael Araya Masry dijo: “Primero que nada, me gustaría dejar establecido que toda Palestina constituye un grupo de resistencia que busca la liberación de la patria ocupada y bajo asedio israelí. Que si hay diferencias internas en Palestina, las mismas están referidas a las vías para concretar esa libertad y ejercer a plenitud la autodeterminación y los sagrados derechos nacionales del pueblo palestino”.
“Ahora, si hablamos de resistencia armada ante el ocupante, esta tiene el valor intrínseco de estar respaldada por la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos que salvaguarda el derecho de un pueblo a resistir la ocupación de una potencia extranjera por todos los medios a su alcance, incluyendo la lucha armada y esto, obviamente, tiene más valor cuando hablamos del pueblo palestino tras décadas de usurpación y opresión militar asfixiante. Lo verdaderamente importante es que todos los caminos marchen juntos en la unidad de propósitos, es decir, la unidad en la lucha a través de todas sus manifestaciones es esencial para el logro del propósito de máxima: la liberación de Palestina. El corazón de un pueblo tiene que latir al unísono”, añadió.
Con respecto al efecto que tiene la cuestión del compromiso entre algunos países árabes e Israel en la unidad del mundo islámico que los árabes siempre han reclamado, declaró que los Estados Unidos e Israel quisieron mostrar al mundo que eran capaces de romper la unidad árabe frente a la cuestión de Palestina, mostrando algunos acuerdos entre algunos de estos países e Israel, lo que a la luz de la evidencia, ha resultado en un rotundo fracaso. Por una parte, no se produjo el “efecto cascada” al que ellos apostaron porque suponían que muchos otros seguirían su ejemplo y, por otra parte, quienes adhirieron a la iniciativa norteamericana fueron países satélites dependientes de los Estados Unidos que no juegan ningún rol significativo en la geopolítica de Oriente Medio, salvo como proveedores de territorios para la instalación de bases militares norteamericanas. Es decir, un fracaso por partida doble. Todo esto, sin dejar de lado que la actitud asumida por los gobiernos que han normalizado con Israel está muy divorciada de la solidaridad activa de los pueblos de esos países con las decisiones adoptadas.
Preguntado sobre la razón por la cual el Día Mundial de Al-Quds es el centro de atención de los medios de comunicación mundiales todos los años, Rafael Araya Masry dijo: “Porque sin duda, representa una de las más altas expresiones de solidaridad hacia el pueblo palestino y su lucha por la liberación. El Día Mundial de Al Quds, consagrado como tal por el propio Imam Jomeini para el último viernes del sagrado mes de Ramadán, significa la visibilización global de Palestina, de la violación de sus Derechos Humanos, de la imperiosa necesidad de justicia para su pueblo y consolida la reafirmación de los derechos inalienables de Palestina a la libertad, la soberanía y su libre derecho a la autodeterminación. Es un día que llama a todos los musulmanes del planeta a manifestar su compromiso con una deuda pendiente de la humanidad para con Palestina. Una conmemoración que ha logrado incluso traspasar y multiplicar su convocatoria inicial, para transformarse en una referencia mundial de la solidaridad real con Palestina, más allá del propio mundo islámico”.
Cuando se le preguntó sobre los factores que hicieron posible que el régimen de Israel continuara su ocupación, agresión y coacción contra la nación oprimida de Palestina, a pesar de su insignificante poder sobre el mundo islámico, señaló: “Acá tenemos que recordar la naturaleza, el propósito y la razón de ser del propio Israel, que no es otra cosa que –geopolíticamente hablando- un enclave colonial creado por las potencias imperialistas después de la II Guerra Mundial. En base a esta definición, las potencias occidentales requieren del rol que juega Israel en la región. Una región caracterizada por la existencia de vastas riquezas hidrocarburíferas que occidente consume como si fuese agua. De ahí la necesidad de sostener a ese estado con ingentes recursos económicos, materiales y principalmente, militares. También debemos atribuir parte del problema a las propias naciones árabes, sumergidos a su vez en luchas internas y externas, que resultaron incapaces para impedir que el proyecto sionista pudiera concretarse”.
Explicando sobre la actitud de los gobiernos y naciones de los países latinoamericanos hacia la cuestión de palestina, Rafael Araya Masry dijo: “En general, los países de América Latina han adoptado posiciones mayoritariamente solidarias con Palestina, en tanto y en cuanto han jugado un rol favorable en el ámbito de la Organización de las Naciones Unidas, votando tanto a favor de cuestiones que afectan la vida palestina, como condenando las violaciones de Derechos Humanos cometidas a diario por Israel. Recordemos también que son solo dos países del continente que aún no han reconocido a Palestina como estado independiente: México y Panamá. Y que el resto ha declarado oficialmente su reconocimiento, estableciendo relaciones diplomáticas plenas. Israel y Estados Unidos han fracasado estrepitosamente, incluso frente a la presión constante para persuadir a varios países de la región de trasladar sus embajadas de Tel Aviv a Al-Quds (Jerusalén) en violación del derecho internacional”.
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