La economía iraní afrontó una recesión cuando el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió su promesa electoral de retirarse del acuerdo nuclear firmado en 2015.
Tal como muestran las cifras, el crecimiento económico alcanzó un sorprendente 12,5% al año siguiente de la firma del Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA), conocido comúnmente como el acuerdo nuclear iraní, durante la administración de Barack Obama.
Sin embargo, el crecimiento económico se redujo al 3,7% en 2017 después de que Trump asumiera el cargo, y se precipitó hacia los índices negativos cuando Trump anunció la retirada definitiva del acuerdo. Las cifras bajaron al -4,8 y al -7% respectivamente en 2018 y 2019.
La intensa presión de Estados Unidos, manifestada en la denominada “presión máxima” diseñada por la administración Trump, pretendía estrangular la economía de Irán hasta su colapso.
Sin embargo, Irán logró hallar una salida mediante la “política de resistencia” y volver al crecimiento económico del 3,6% en 2020, a pesar de que a las sanciones de Estados Unidos se unió la pandemia del coronavirus que afectó gravemente a toda la economía mundial.
Durante ese mismo período, la mayoría de los países de la región de Asia occidental han experimentado un crecimiento económico negativo y siguen afrontando grandes desafíos.
Las cifras del Banco Mundial indican que entre los países de Oriente Medio y África del Norte, solo Irán, Egipto y Djibouti experimentaron un crecimiento económico positivo en 2020.
Según el último informe del Banco Central de Irán, el crecimiento económico en 2020, en comparación con el año anterior fue del 3,6% (si se incluye el petróleo) y del 2,5% (excluido el petróleo), respectivamente.
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