Teherán, IRNA- “La política de la República Islámica de Irán consiste en preservar la estabilidad y la integridad territorial de todos los países de la región”, subrayó el presidente Seyyed Ebrahim Raisi en su discurso virtual ante la 76ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Los puntos más significativos de su intervención fueron los siguientes: 

Irán es una tierra de cultura y civilización. Una tierra de conocimiento y espiritualidad. Una tierra de perseverancia e independencia.

Durante cientos de años, nuestro pueblo ha defendido su derecho a la autodeterminación y la libertad contra los hegemonistas, y ha convertido a su país en el sistema político más progresista de Asia occidental basado en elecciones.

Yo, como presidente electo del gran pueblo de Irán, me siento honrado de ser su representante para transmitir al mundo en general un mensaje de racionalidad, justicia y libertad, los tres principios más fundamentales de la vida del hombre contemporáneo. Sin embargo, esos tres principios que todas las religiones abrahámicas comparten no podrán alcanzar su propósito sin espiritualidad.

Este año, dos escenas hicieron historia: una fue el 6 de enero, cuando el Congreso estadounidense fue atacado; y la segunda, cuando en agosto algunos afganos que trataban de huir fueron arrojados de los aviones estadounidenses. Desde el Capitolio hasta Kabul se transmitió un claro mensaje a todo el mundo: el sistema hegemónico de EEUU carece de credibilidad, dentro y fuera del país.

Lo que se observa actualmente en nuestra región demuestra que no solo el hegemonismo y la idea hegemónica, sino también el proyecto impositivo de la identidad occidentalizada han fracasado estrepitosamente, y el resultado ha sido un penoso derramamiento de sangre e inestabilidad y, en última instancia, la derrota y la huída.

Durante las últimas décadas, EEUU ha cometido el error de modificar su "forma de hacer la guerra" en lugar de cambiar su "forma de vida". Es imposible llevar a buen término un camino erróneo simplemente adoptando un método diferente.

Las sanciones son la nueva forma de guerra de Estados Unidos contra las naciones del mundo. Y las sanciones contra la nación iraní no comenzaron con el programa nuclear de mi país; son anteriores incluso a la Revolución Islámica; se remontan al año 1951 cuando se inició la nacionalización del petróleo en Irán, lo que a su vez condujo a un golpe militar respaldado por los estadounidenses y británicos contra el entonces gobierno de Irán elegido por el pueblo. Y las sanciones, especialmente los medicamentos en los momentos de la pandemia del Covid-19, son un crimen de lesa humanidad.

Yo, en nombre de la nación iraní y de millones de refugiados acogidos por mi país, deseo condenar las continuas sanciones ilegales de EEUU, especialmente en materia de artículos humanitarios, y exigir que ese crimen organizado de lesa humanidad quede registrado como un símbolo y realidad de los denominados derechos humanos estadounidenses.

Hablar de los derechos de las naciones sin hablar de las obligaciones de sus gobiernos no puede garantizar que se cumplimenten sus derechos, ya que la independencia de una nación consiste en su libertad. Y la Revolución Islámica apoya ese tipo de libertad.

Nuestra política ha consistido en luchar por la preservación de la estabilidad y la integridad territorial de todos los países de la región. Si no hubiera sido por el poder y el papel de Irán junto a los gobiernos y pueblos de Siria e Irak, así como por todos los esfuerzos altruistas de los mártires Abu Mahdi al-Muhandis y el general Qassem Soleymani, hoy, el ISIS sería vecino del Mediterráneo europeo.

Después de instar a la gracia del Dios Todopoderoso, la solución a las escaramuzas y conflictos en nuestra región radica en lo siguiente: Lograr que la voluntad de las naciones gobierne su propio destino de acuerdo con los resultados del voto popular. Pero para ello es preciso cumplir dos condiciones previas básicas: 1- Acabar con las agresiones de los forasteros y la ocupación, y 2- fortalecer la cooperación sincera entre los gobiernos para hacer frente al terrorismo.

El régimen ocupante sionista es el principal organizador del peor terrorismo de estado, cuya agenda consiste en masacrar a mujeres y niños en Gaza y Cisjordania. En la actualidad, el bloqueo total ha convertido a Gaza en la mayor prisión del mundo. El denominado "Acuerdo del siglo" fracasó por completo, como cualquier otro acuerdo impuesto anteriormente a los palestinos. Solo existe una solución: la celebración de un referéndum con la participación de todos los palestinos de todas las religiones y etnias, incluidos los musulmanes, cristianos y judíos. Esta solución fue propuesta por el Líder Supremo de Irán hace muchos años, registrada en los documentos oficiales de las Naciones Unidas. 

Actualmente, todo el mundo, incluidos los propios estadounidenses, han reconocido que el proyecto de socavar al pueblo iraní, violando el JCPOA (acuerdo nuclear), siguiendo con la "máxima presión" y la retirada arbitraria de un acuerdo internacionalmente reconocido, ha fracasado. Sin embargo, la política de "máxima opresión" sigue vigente. No queremos nada más que lo que legítimamente nos pertenece. Exigimos la aplicación de las reglas internacionales. Todas las partes deben mantenerse fieles en la práctica al acuerdo nuclear y a la Resolución de la ONU. Hasta quince informes publicados por la AIEA han dado fe del cumplimiento de Irán de sus compromisos. Sin embargo, EEUU aún no ha cumplido sus obligaciones, es decir, el levantamiento de las sanciones. Ha despreciado el acuerdo, se ha retirado del mismo y ha impuesto aún más sanciones a mi pueblo.

Erróneamente, EEUU pensó que nos desesperaría y devastaría; pero nuestra perseverancia ha sido fructífera y seguirá siéndolo, porque la inteligente y dinámica resistencia de la República Islámica de Irán proviene de nuestra racionalidad estratégica. Y no confiamos en las promesas formuladas por el gobierno de Estados Unidos.

La política estratégica de Irán prohíbe la producción y el almacenamiento de armas atómicas de acuerdo con el decreto religioso de Su Eminencia, el Líder Supremo. Las armas nucleares no tienen cabida en nuestra doctrina de defensa ni en la política de disuasión. La República Islámica considera que las conversaciones serán útiles si el resultado final es el levantamiento de todas las opresivas sanciones.

Si bien defiende de manera decisiva los derechos y los intereses de su pueblo, Irán desea mantener una cooperación política y económica a gran escala y una convergencia con el resto del mundo. Aspiramos a una interacción efectiva con todos los países, especialmente con nuestros vecinos y por ello les estrecho calurosamente mi mano.

Ha comenzado una nueva era.

Y la República Islámica de Irán está dispuesta a desempeñar su papel por un mundo mejor. Un mundo pleno de racionalidad, justicia, libertad, moralidad y espiritualidad.

9408**1233

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