La PDVSA y la Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC) pusieron en marcha durante la segunda mitad del año pasado un contrato swap, intercambiando condensados iraníes por crudo pesado de Venezuela. El pacto ha sido clave para mantener la producción de petróleo de Venezuela, que necesita diluyentes, como los condensados, para el transporte y las exportaciones.
Esas dos empresas estatales, que están sometidas a las injustas sanciones estadounidenses, intercambiaron durante el año pasado unos 4,82 millones de barriles de condensados por 5,55 millones de barriles de crudo pesado, transportados principalmente en buques con bandera iraní.
Ambos países también han intercambiado gasolina iraní por combustible de jet venezolano, lo cual ha aliviado la escasez de combustibles en esa nación sudamericana.
El petrolero de bandera iraní Starla arribó a aguas venezolanas el pasado viernes, según confirmó la PDVSA.
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