Viena, IRNA- Las conversaciones en Viena destinadas a eliminar las sanciones contra Irán han llegado al punto en que EEUU deberá decidir si quiere enmendar las medidas ilegales adoptadas por la anterior administración de aquel país. Mientras tanto, Teherán se ha dado cuenta de que la mejor garantía para lograr un buen acuerdo son sus logros nucleares.

Los responsables iraníes han señalado repetidamente que el principal objetivo de las conversaciones es la eliminación de las ilegales e inhumanas sanciones impuestas por EEUU; sin embargo, la salvaguarda de los logros nucleares también es muy importante.

En este contexto, lo que en su momento fue un pretexto para que EEUU impusiera las sanciones, ahora se ha convertido en un valioso recurso para que Irán consiga que se eliminen las restricciones.

Además, Irán ha comprobado que, ante la ausencia de un mecanismo legal o político internacional equitativo que permita reclamar derechos o garantizar la debida implementación de los acuerdos, la mejor y más eficaz garantía es aquella que no depende de ningún elemento externo y está totalmente bajo control del país.

Esas garantías, que son tanto una fuente como un producto de la soberanía de un país, están formadas por las capacidades esenciales de las naciones.

Un ejemplo de esas garantías son los párrafos 26 y 36 del Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA) a los que Irán recurrió en 2019 cuando redujo el cumplimiento del JCPOA, como medida compensatoria, en respuesta a la retirada de EEUU del acuerdo en 2018 y la reimposición de las sanciones.

La “garantía esencial” es por tanto una medida legal y legítima contra un acto ilegal de la contraparte, y un recurso eficaz que disuade a los posibles infractores.

El concepto de “garantizar el cumplimiento de los compromisos” que Irán ha planteado continuamente durante las actuales negociaciones persigue evitar que se vuelvan a producir los incumplimientos.

Esa ha sido una de las principales demandas de Irán, uno de los temas más importantes en las numerosas reuniones, y aún sigue siendo un tema de discusión.

Después de que EEUU abandonara el acuerdo, Irán ofreció la oportunidad a los europeos de luchar por remediar las consecuencias de esa violación.

Sin embargo, la “paciencia estratégica” mostrada por Teherán fue en vano, ya que ni EEUU se retractó de sus acciones, ni los firmantes europeos pudieron compensar los efectos de las sanciones. Por eso, Teherán decidió reducir sus obligaciones en cinco pasos, dejando claro que solo serían reversibles si EEUU eliminaba sus sanciones.

La capacidad de los iraníes por reactivar sus actividades nucleares en poco tiempo y el esfuerzo realizado por el equipo negociador por salvaguardar los nuevos logros nucleares han hecho que los compromisos de Irán tengan una “rápida reversibilidad”.

Ahora saben muy bien que la implementación de los compromisos por parte de Irán será condicional y solo se mantendrá mientras la otra parte cumpla sus obligaciones en base a los estándares de verificación estipulados por Teherán.

En un reciente artículo publicado en el Wall Street Journal, citando a funcionarios estadounidenses, se señalaba que lo que Washington llama “el tiempo de fuga de 12 meses” ya no es viable, pues los avances de Irán y la perseverancia de su equipo negociador lo han hecho imposible.

Sin embargo, el concepto de “tiempo de fuga”, en sí mismo es un término artificial inventado por los grupos políticos cercanos al régimen israelí para mostrar que el programa nuclear iraní es una amenaza. Ese término no tiene una base específica e incluso Estados Unidos y el régimen israelí discrepan sobre cómo calcularlo.

Además, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) siempre ha mantenido que Irán no se ha desviado en absoluto del derecho internacional en su programa nuclear.

Por todo ello, el reconocimiento por la otra parte de las capacidades nucleares iraníes conlleva que cualquier acuerdo que pueda alcanzarse en Viena deberá fortalecer la “garantía esencial”, y ese documento supondrá una clara mejora respecto al acuerdo de 2015.

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