Kanani describió la destrucción de la represa como una horrorosa acción y expresó su profunda preocupación por los efectos humanitarios, ambientales y económicos del incidente.
El diplomático iraní también destacó la necesidad de una investigación sobre las dimensiones del incidente y la identificación de su principal autor.
En otra parte de sus declaraciones, Kanani reiteró que la República Islámica se opone a la guerra en Ucrania, la destrucción de instalaciones civiles y la puesta en peligro de vidas de civiles, instando a todas las partes involucradas en el conflicto a respetar los principios internacionales, incluido proteger la vida de los civiles y aliviar sus sufrimientos.
Moscú y Kiev se culpan mutuamente del ataque a la estructura, que provocó inundaciones masivas a lo largo del rio Dniéper.