El ministro de las Relaciones Exteriores de Cuba hizo referencia a los archivos de Twitter, como se conoce a la revelación de correos electrónicos de directivos de esa red social que se coordinaron con los grandes medios de comunicación y las agencias de inteligencia, con el fin de censurar la información de corrupción que fue exhibida en la computadora portátil de Hunter Biden, hijo del presidente norteamericano Joe Biden.
"Los #TwitterFiles, documentos filtrados a periodistas, demuestran que las agencias de inteligencia de EE.UU., el Pentágono y el Departamento de Estado coordinaban con Twitter acciones de guerra psicológica", destacó el canciller cubano en su cuenta de Twitter.
“A la par, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) pagaba a la compañía para que respondiera a sus solicitudes”, añadió Rodríguez
Esto se refiere a las declaraciones del nuevo propietario de Twitter, Elon Musk, que anunció el 20 de diciembre que el Gobierno estadounidense habría destinado “millones de dólares” a la anterior jefatura de la plataforma con el fin de “ocultar información al público”.
Rodríguez además aludió a la información publicada por el periodista estadounidense Matt Taibbi, quien mostró listas de cuentas que habían sido censuradas por órdenes de Washington no solo a Twitter sino a todas empresas tecnológicas importantes, para que no publiquen los mensajes que exponían acciones desestabilizadoras contra el archipiélago latinoamericano.
Asimismo, Rodríguez reiteró la denuncia que hizo el pasado 3 de noviembre ante la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), en la que, afirmó que Twitter y Meta desplegaron "acciones de censura contra medios públicos y usuarios cubanos", lo que a su juicio "viola el derecho a la libre expresión de los cubanos" y, evidencia la "subordinación de estas empresas a los arbitrios de los políticos estadounidenses".
En este sentido, se han develado muchos documentos sobre las políticas de censura que imponen ciertos gobiernos a las plataformas digitales, como en el caso de las presidenciales de EE.UU. y, las narrativas anti-Ucrania durante el conflicto con Rusia.