En esta reunión convocada, el Director General de Europa Occidental, Mayid Nili Ahmadabadi, al condenar cualquier ataque a las santidades sagradas islámicas en cualquier parte del mundo, afirmó: “La quema de libros en Europa recuerda la atmósfera oscura de la era de la ignorancia y la Edad Media, que a su vez, es la mayor amenaza para la libertad de pensamiento en el Occidente”.
Refiriéndose al enfoque pasivo e indiferencia de los gobiernos europeos hacia la quema de libros sagrados, Ahmadabadi afirmó que la quema de libros significa el fin de la libertad de pensamiento y el silencio frente a un crimen cultural tan atroz que no tiene otro resultado mas que la violencia, el fomento y la promoción del terrorismo.
“Incendiar el pensamiento no puede justificarse con el sagrado concepto de “libertad”, por lo que, tanto las personas que lo cometen como los gobiernos que con su conducta pasiva posibilitan tales acciones anticulturales, deben rendir cuentas”, ha agregado el titular iraní.
El gobierno de la República Islámica de Irán, junto con los librepensadores y musulmanes del mundo, exige que el gobierno danés tome medidas serias preventivas, para evitar la repetición de tales enfoques amargos y oscuros. Además, exigimos máxima justicia para estas personas para establecer el principio de respeto a las santidades de las religiones divinas y facilitar la convivencia pacífica, ha declarado Ahmadabadi en otra parte de sus palabras.
Las denuncias de Irán se producen después de que, un grupo antislámico prendiera fuego en Dinamarca, a una copia del sagrado Corán y la bandera iraquí, una acción que ha suscitado la condena de Irak y países islámicos.
Según ha reportado el canal turco TRT, la blasfemia se llevó a cabo el viernes bajo la protección de la policía danesa por el grupo ultraextremista Danske Patrioter frente a la embajada del país árabe en Dinamarca.
No es la primera vez que se cometen en Dinamarca actos blasfemos con luz verde de las autoridades de este país.
En los casos más recientes, un grupo extremista danés quemó el 24 y el 31 de marzo una copia del noble Corán durante el mes sagrado de Ramadán, desatando la ira de varios países musulmanes, entre ellos Turquía, Arabia Saudí, Jordania, Kuwait, Catar, y Marruecos, los que lo calificaron como un grave acto de odio.