El 28 de junio se conmemora a nivel nacional los bombardeos químicos contra Sardasht. Aviones de guerra iraquíes atacaron en 1987 con armas químicas la ciudad, situada en la provincia de Azerbaiyán Occidental. Como resultado, más de 100 civiles fueron martirizados y más de dos mil resultaron heridos por los mortales ataques.
En su mensaje, Zarif denunció que los queridos veteranos de guerra iraníes discapacitados fueron víctimas por duplicado de las inhumanas políticas de Occidente: primero, cuando los gobiernos occidentales facilitaron las armas químicas y la tecnología para su uso al entonces presidente iraquí Sadam Hosein; y después, cuando obstaculizaron el envío de medicamentos y equipos médicos a Irán para aliviar su sufrimiento durante el mandato del ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Zarif condenó asimismo el sepulcral silencio que los estados occidentales han mantenido ante esas brutales políticas.
El mundo está en deuda con la nación iraní, amante de la paz; particularmente con las víctimas de Sardasht, Oshnaviyeh y otras ciudades iraníes, así como con el oprimido pueblo de Halabja en la región del Kurdistán iraquí, que alzaron su grito bajo los bombardeos químicos de Sadam, recordó Zarif.
Las armas de destrucción masiva o las sanciones son lo mismo, ya que persiguen objetivos comunes, señaló.
La situación actual en todo el mundo, ante el brote del coronavirus, supone una clara advertencia para todos frente a las crisis globales y también nos recuerda a todos que es precisa una cooperación internacional para hacer frente a las crisis, añadió Zarif.
Todas las medidas unilaterales están condenadas al fracaso, enfatizó.
En la actualidad, a pesar de haber transcurrido tres décadas desde que se produjeron los ataques químicos de Sardasht, los afectados siguen sufriendo por las ampollas, la tos provocada por el olor a gas mostaza y graves problemas respiratorios, indicó.
Por ello, sería deseable que los gobiernos miembros de la Convención sobre Armas Químicas, persigan la prohibición del desarrollo, producción, almacenamiento o el empleo de armas químicas y sean fieles a sus compromisos de acuerdo con la citada convención, concluyó Zarif.
Sardasht, con una población de 120.000 habitantes, se encuentra en el sur de la provincia noroccidental iraní de Azerbaiyán Occidental. La región comparte unos 100 km de cruces fronterizos conjuntos con Iraq. Sardasht fue atacada con armas químicas un año antes del final de la guerra que provocó la invasión iraquí (1980-88).
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