“La ejecución y la violencia desenfrenada no son una solución a las crisis autoproducidas y el gobierno saudí no puede usar tales medidas para encubrir su caos político y judicial y reprimir a la gente”, insistió Saeid Jatibzadeh el domingo.
El diplomático persa añadió que las recientes ejecuciones masivas en Arabia Saudí constituyen un acto inhumano que contraviene los principios básicos de los DDHH y el derecho internacional.
“Esta medida también contradice todos los principios humanos y los procedimientos judiciales reconocidos sin respetar el debido proceso”, añadió.
Jatibzade también criticó a los países occidentales por el uso de los estándares de doble rasero en tales casos y el uso instrumental del concepto de derechos humanos.
Asimismo, criticó a los países que afirman ser defensores de los DDHH por su inacción frente a las medidas tan atroces, y lo describió como una señal de la hipocresía de esos estados y su uso politizado de los DDHH para lograr sus objetivos políticos contra los gobiernos independientes.
Arabia Saudí ejecutó el sábado a 81 personas condenadas por diversos delitos, entre ellos 73 saudíes, siete yemeníes y un sirio.
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