A lo largo de los ocho años de guerra entre Irán e Iraq, el entonces presidente iraquí Saddam Husein utilizó repetidamente armas químicas y microbiológicas contra los soldados iraníes y civiles vulnerables. Y el ataque químico en 1987 contra la ciudad de Sardasht, en el oeste de Irán, fue uno de los horribles crímenes cometidos por ese régimen.
Los soldados iraquíes también lanzaron un ataque químico contra la ciudad de Halabche, en la frontera entre Irán e Iraq, asesinando a miles de civiles, muchos de ellos mujeres y niños.
El general Yalali se refirió a la fatwa del Líder Supremo de la Revolución Islámica, el Ayatolá Seyed Ali Jamenei, en la que anunciaba que la fabricación y uso de armas de destrucción masiva está expresamente prohibida, añadiendo: “Alemania, Francia y el Reino Unido figuran entre los criminales involucrados en el bombardeo químico de Saddam contra las ciudades de Sardasht y Halabche. Y la comunidad internacional debería investigar esas masacres. Nuestra propuesta es que se establezca un tribunal internacional que determine quiénes ayudaron a Saddam a bombardear esas ciudades”.
Irán ha fortalecido sus sistemas de defensa ante posibles ataques químicos, aseguró Yalali, destacando: “Contamos con los dispositivos de defensa contra ataques químicos más equipados de Oriente Medio, así como sistemas de protección y sanitarios contra esos ataques, como máscaras, filtros, material hospitalario y ambulancias. En ese campo, nuestro sector defensivo es autosuficiente”.
“Y también contamos con buenos protocolos para los tratamientos, lo cual nos permite capacitar a varios países de la región, pues somos el número uno en materia de educación sobre tratamientos químicos”, concluyó.
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