Fundada hace más de 2.500 años bajo el Imperio Aqueménida, Yazd es una de las ciudades más bellas de Irán. Se encuentra a 700 kilómetros al suroeste de Teherán. Rodeada de altas montañas y desiertos, limita en el sur con el Dasht-e Kavir, un desierto de arena, a una altitud de 1.240 metros. Situada en las antiguas rutas de las caravanas que unían las grandes ciudades de Persia con Asia Central, India e Iraq, Yazd se convirtió en una importante encrucijada económica para el comercio de la seda y las alfombras.
El Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO, reunido en Cracovia, Polonia en 2017, registró la histórica ciudad de Yazd en la Lista de Patrimonio Mundial.
Yazd se adentra en los desiertos iraníes, no lejos de las rutas de las especias y la seda. Y es un testimonio vivo del uso inteligente de los limitados recursos disponibles necesarios para sobrevivir en el desierto. El agua se canaliza hacia la ciudad a través de un complejo sistema de canales (qanats).
Asimismo, la ciudad es un ejemplo destacado de un asentamiento humano tradicional, evidenciando la interacción del hombre con la naturaleza en un entorno desértico, haciendo un óptimo uso e inteligente gestión de los limitados recursos disponibles en un lugar tan árido, a través del sistema de qanats y el uso de la tierra en la construcción de edificios con bellos patios y espacios subterráneos. Además de crear un agradable microclima, esa construcción requiere una cantidad mínima de materiales, lo cual resulta una fuente de inspiración para la nueva arquitectura que afronta los desafíos actuales para la sostenibilidad.
Cada distrito de Yazd está construido sobre un qanat y tiene un espacio común. Los edificios están hechos de tierra. La tierra se utiliza como material para la construcción de muros y cubiertas, e incluso bóvedas y cúpulas. Las casas tienen patios interiores rebajados que sirven de espacios en el sótano. Asimismo, las torres de viento, los patios interiores y los gruesos muros de tierra crean un agradable microclima.
Los pasajes y pasadizos parcialmente cubiertos, junto con las calles, plazas públicas y patios interiores, forman un bello tejido urbano de gran calidad.
Hoy en día, Yazd alberga muchos y bellos ejemplos de la arquitectura tradicional del desierto, con una amplia variedad de residencias que van desde las mansiones más modestas hasta edificios muy grandes y hermosamente decorados. Además de la gran mezquita y el bazar que se encuentran en muy buenas condiciones, cada barrio de la ciudad histórica preserva todavía todas sus especificidades, como albercas de agua, hammams (baños), tekiehs, mezquitas, mausoleos, etc. En la actualidad, muchas calles y callejones se mantienen todavía en su estado original, así como muchos sabats, pasajes total o parcialmente cubiertos y coronados por una serie de arcos que se entrecruzan para protegerse del sol. El horizonte de la ciudad, salpicado por torres de viento, minaretes, cúpulas de monumentos y mezquitas ofrece un magnífico panorama visible desde lejos, tanto dentro como fuera de la ciudad histórica.
Actualmente se conservan numerosos vestigios en sus barrios tradicionales, como el sistema de qanats, las casas antiguas, bazares, hammams, cisternas de agua, mezquitas, sinagogas, templos zoroastrianos y el histórico jardín Dolat-abad. Tres religiones conviven en armonía: el Islam, el Judaísmo y el Zoroastrismo.
La histórica ciudad de Yazd fue innovadora de un método de construcción muy elaborado en su arquitectura de tierra y en la adaptación a los estilos de vida en un entorno hostil durante varios milenios. Yazd está asociada asimismo con la continuidad de tradiciones que conforman la organización social. Entre ellas se encuentran el waqf (dotación) puesto al servicio de edificios públicos como las cisternas de agua, mezquitas, hammams, qanats y otras, así como las tradiciones artesanas y comerciales desarrolladas a nivel intangible y multicultural en esa ciudad, una de las más peculiares del mundo por todos sus edificios de tierra, una cualidad propicia para la creación de un microclima ecológico.
La diversidad de culturas ligadas a las diferentes religiones reconocidas y mencionadas anteriormente, ilustra la buena armonía que se mantiene en la actualidad, ofreciendo una bella mezcla de edificios, casas, mezquitas, templos de fuego, sinagogas, mausoleos, hammams, cisternas de agua, madrasas, bazares, etc, y que también se refleja en sus fiestas y oficios tradicionales.
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