El 3 de julio de 1988, unos minutos después de que el Airbus iraní despegara del Aeropuerto de Bandar Abbas hacia Dubái, el avión recibió el impacto de dos misiles lanzados desde el buque de guerra de EEUU situado en las proximidades de la Isla Hengam, asesinando a los 290 pasajeros que viajaban a bordo, 66 de los cuales eran niños.
Dos días después del trágico suceso, Irán hizo un llamamiento al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que investigaran el caso inmediatamente, pero el CS de la ONU no hizo nada excepto expresar su pesar por el incidente, difundiendo una declaración que no llevó a ninguna parte.
El gobierno iraní también presentó una denuncia ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya y la Organización Internacional de Aviación Civil (ICAO), pero igualmente se limitaron a emitir un comunicado.
El asesinato de civiles inocentes fue catalogado desde entonces en la categoría de los importantes casos formas de la violación de los derechos humanos, derechos internacionales y derechos de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) en toda la historia, aunque poco después del suceso EEUU concedió una medalla de honor al capitán del buque.
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