Conforme a la Defensa del gigante asiático, citado por el SCMP, la prueba se llevó a cabo en territorio y espacio de China y “cumplió sus objetivos”. No obstante, las autoridades de Pekín aseguraron además, que tienen como objetivo, seguir su agenda de la política disuasiva y que los ensayos no amenazan a ningún otro país.
La intercepción se realizó con misiles de medio alcance que se trata de una tecnología avanzada en la que un misil balístico entrante es derribado durante su fase intermedia, cuando cruza la parte exterior de la atmósfera terrestre. En 2010, China ya había anunciado la primera maniobra exitosa para derribar misiles balísticos que salen de la atmosfera terrestre, seguido de al menos cinco ensayos similares entre los años 2013 y 2021.
La defensa aérea contra misiles balísticos es de suma importancia ya que, esta generación “más caros” de misiles está destinada a ser utilizada contra objetivos de alto valor, en particular los misiles balísticos intercontinentales (ICBM), que generalmente llevan ojivas nucleares.
Estas intercepciones se llevan a cabo mejor en la fase intermedia porque los misiles generalmente estarían demasiado lejos poco después de su lanzamiento y durante la fase terminal los vehículos de reingreso pueden dividirse en múltiples ojivas que viajan hasta 20 veces de la velocidad del sonido.
Las actividades militares de China mantienen una tendencia creciente en respuesta a las provocaciones de países vecinos como Japón y Corea del Sur en la región, apoyados por EE.UU. El nuevo ensayo de China coincide con un momento de guerra verbal entre China y EE.UU. por Taiwán y la escalada de tensiones en la región por las pruebas de misiles de Corea del Norte.
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