El secretario general del movimiento de Resistencia Islámica iraquí Hezbolá Al-Nuyaba, el sheij Akram al-Kaabi, hizo estas declaraciones el jueves, dos días después de que el comandante de Hezbolá libanés Talib Sami Abdallah (Abu Talib) fuera asesinado junto con otras tres personas en un ataque israelí contra un residencial, en la ciudad de Jwaya, en el sur de El Líbano.
Kaabi expresó sus condolencias al líder del Movimiento del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), Seyed Hasan Nasralá, y a los combatientes de la resistencia libanesa, así como a la familia de Abu Talib por su martirio, diciendo que el comandante fue sacrificado en nombre de los valores islámicos puros.
“Los verdaderos hombres han prometido hacer que el enemigo pague un alto precio muy pronto por derramar sangre pura”, añadió, destacando que “los enemigos deben saber que la resistencia de Irak, El Líbano, Siria, Yemen e Irán no detendrá su Yihad (esfuerzo por la causa de Dios) hasta la liberación de Al-Quds de … los ocupantes”.
En respuesta a los crímenes israelíes, Hezbolá disparó el miércoles unos 215 cohetes y varios misiles y drones hacia la parte norte de los territorios ocupados.
El intercambio de disparos entre Hezbolá e Israel comenzó el 8 de octubre, al día siguiente de que estallara la guerra genocida del régimen israelí en la Franja de Gaza, en solidaridad del movimiento libanés con el pueblo y la Resistencia palestinos en el enclave; aunque el cruce del fuego se ha intensificado mucho en las últimas semanas.
Este miércoles, Hezbolá lanzó una andanada masiva de cohetes hacia el norte de los territorios ocupados por Israel. Los medios israelíes informaron que el movimiento libanés disparó 215 cohetes desde la mañana hasta la tarde del miércoles.
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