Los anhelados planes de Mohamad bin Salman, desde la construcción de la Ciudad Tecnológica NEOM, con una inversión de 500 mil millones de $, hasta el ofrecimiento de una imagen moderna de la conservadora Arabia Saudí, con cambios tan superfluos como la autorización a las mujeres a conducir o la celebración de conciertos musicales, junto con sus ambiciones regionales, se han visto truncadas al culminar en la guerra y la agresión contra el pobre pueblo yemení.
El príncipe, que tenía previsto alcanzar todos esos objetivos en 2030, ha situado ahora a Arabia Saudí al borde de la bancarrota tras haber ocupado el cargo durante los últimos cinco años.
De esta forma, los logros de Mohamad bin Salman podrían resumirse como sigue:
-Debilitamiento de la base económica del reino
-Compras compulsivas y alocadas de armas
- Aplicación de políticas de hermano mayor hacia los países árabes de la región, como Kuwait, Omán, Bahréin, etc.
- Relaciones basadas en el rencor y el odio con los países vecinos como Irán, Qatar y Siria
- Militarización del liderazgo de la diplomacia
- Insistencia y prolongación de la guerra en Yemen
- Socavamiento de la posición regional debido a sus infructuosas intervenciones en Siria, el Líbano, Iraq y Libia
- Golpear duramente la posición de Riad en materia de derechos humanos con el asesinato de Khashoggi y la ola de represión
Aún así, y ante la situación actual, el príncipe saudí se hundirá aún más profundamente en su pantanal al persistir en la guerra y la agresión contra el Yemen y sus políticas regionales inapropiadas.
Y, por otro lado, con la creciente desconfianza entre los republicanos de EEUU que recientemente han pedido que se castigue a Arabia Saudí por su responsabilidad en la caída de los precios del petróleo, el horizonte que afronta Riad no parece muy claro.
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