“La oficina permitirá que la alianza militar realice consultas periódicas con Japón y socios clave en la región, como Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, a medida que China emerge como un nuevo desafío, junto con su enfoque tradicional en Rusia”, ha indicado este miércoles el medio japonés Nikkei Asia.
La oficina, que se establecería en Tokio (capital de Japón), tendría como meta, servir de nexo entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte y sus principales socios en la región.
El origen del proyecto se remonta al encuentro que el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, mantuvieron a finales del pasado enero durante una visita del político noruego a Japón.
En abril, la alianza habría hecho circular un borrador sobre la propuesta entre sus 31 miembros, según las fuentes de Nikkei, que señalan que la idea es que la apertura, se produzca en 2024.
Todavía se está negociando la posibilidad de que el Gobierno nipón ofrezca espacio para las instalaciones, lo que, de producirse, sería una forma de proporcionar fondos a una alianza militar occidental y una nueva fase de cooperación en defensa entre ambos.
Japón y la OTAN, además buscan fortalecer la cooperación sobre amenazas cibernéticas, tecnologías destructivas y desinformación con el objetivo de formar una asociación antes de la cumbre de la OTAN en Lituania en julio.
El país asiático es también miembro de un grupo conocido como Quad, una alianza de seguridad flexible con Australia y La India liderada por Estados Unidos que se creó en 2007, pero se volvió más fuerte una década después en medio del aumento de las tensiones entre Pekín y Washington en el disputado mar de la China Meridional.
Los nuevos cambios geopolíticos relacionados con la expansión de las fronteras de la OTAN en Europa ya se catalogaban una advertencia para Rusia, pero, ahora, la presencia, por primera vez, del primer ministro japonés Fumio Kishida y del presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, como observadores de la cumbre de la OTAN, junto a Australia y Nueva Zelanda, se considera como una amenaza similar para China.
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