El texto completo de su declaración es el siguiente:
Esta semana, nuestra nación celebra la victoria de una revolución liderada por el Gran Ayatolá Imam Jomeini, que triunfó gracias a la voluntad y la confianza de nuestro pueblo, el cual, contra viento y marea derrocó a un régimen tiránico respaldado por extranjeros.
Hace 43 años, la lucha nacional por la autodeterminación, por un sistema de gobierno moderno (decidido a nivel nacional), y por una política exterior independiente, se materializó en la República Islámica de Irán.
En una época caracterizada por la feroz rivalidad entre dos superpotencias, con sus respectivas ideologías y sus esferas de influencia, la Revolución Islámica de la nación iraní ofrecía un nuevo modelo: una tercera vía, mejor vinculada en los históricos y eternos lemas de la Revelación: Independencia, libertad y República Islámica, así como Ni Oriente, ni Occidente.
En nuestro país, por primera vez en nuestra historia, el pueblo tenía derecho a determinar su destino basado en un sistema que representaba una delicada y significativa síntesis de nuestra identidad nacional y los valores islámicos. Además, a nivel internacional, la Revolución Islámica alzaba la voz de la razón, la independencia y el rechazo a la injerencia y el dominio extranjero. Y desde el principio, la recién nacida República Islámica apoyaba a los oprimidos, ya fuera aquellos que sufrían la ocupación en Palestina o aquellos que estaban sometidos al régimen sudafricano de apartheid.
Más de cuatro décadas después, esos valores siguen siendo nuestra guía. Y gracias a la resiliencia de nuestra nación, en la actualidad, la República Islámica es un sistema maduro que ha logrado un gran poder y se ha convertido en un actor indispensable y responsable, una fuerza del bien y un ancla de estabilidad en la región y más allá.
Para llegar hasta aquí, la nación iraní ha recorrido un largo camino, lleno de obstáculos e impedimentos, en su mayoría urdidos e impuestos por aquellas potencias extranjeras que han rechazado acompañar o comprender las nuevas realidades del NUEVO Irán. Desde imponer una guerra mortífera, hasta las interminables campañas de terrorismo económico, sabotaje y guerra psicológica. Las potencias que se opusieron a nuestra revolución, nuestra independencia y nuestra autosuficiencia hicieron todo lo posible para truncar nuestro movimiento popular. Pero la voluntad y la resistencia de la gran y orgullosa nación iraní fueron y son más fuertes que sus planes. A pesar de todas las dificultades y los altibajos, el firme apoyo de las bases sigue siendo la principal fuente de poder de la República Islámica de Irán.
Lamentablemente, 43 años después de la Revolución Islámica, algunos estados occidentales, y Estados Unidos en particular, se niegan aún a aceptar el hecho de que deben respetar los derechos e intereses de la nación iraní. Y persistiendo en las políticas fallidas aplicadas durante las últimas cuatro décadas, no deberían esperar resultados diferentes. La vía de las presiones y coerciones ha desembocado siempre en un miserable fracaso.
Sin embargo, ahora, en Viena afrontan una prueba. Pueden elegir un camino distinto que conlleve resultados diferentes. Reconociendo las realidades de Irán y abandonando definitivamente su posición de máximo fracaso, EEUU podría abrir nuevas posibilidades. La pelota está en su tejado.
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